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Abusos y excesos en la Escuela de Aspirantes a Policía

Lo sucedido ayer en la Circunvalación no es algo ‘nuevo’: todos los años aspirantes y familiares se quejan por las condiciones infrahumanas a las que son sometidos los Cadetes por parte de los Instructores. En esta nota recordamos una entrevista que le hicimos desde RL a un Cadete que dimitió, y la respuesta polémica del Jefe de la Policía, Luis Páez.

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Notas publicadas en Febrero de 2015:

La imagen puede contener: una o varias personas, meme y texto

ENTREVISTA EXCLUSIVA CON UN ASPIRANTE QUE DIMITIÓ

Te vamos a mostrar una historia que te va a impactar. Un Joven que toda su vida defendió a la Policía e ingresó a la Escuela con todas las ilusiones y con mucho sacrificio; pero luego de estar un día le alcanzó para ver la crueldad y humillación que reina en la Fuerza Policial Riojana. «Si enseñás humillación, soberbia y crueldad, cuando los actuales aspirantes se reciban van a ser crueles, soberbios y autoritarios», disparó. Paso por paso, te contamos cómo es entrar a la Escuela de Policías en primera persona.

“Soy una persona de escasos recursos como lo he sido toda mi vida, soy del interior y después de muchos años de trabajo que no me llevaban a nada, decidí entrar a la escuela de policía, donde trabajé muy duro para poder conseguir el dinero para los estudios y pasajes”, se presenta nuestro entrevistado.

Es una forma de decir o realmente te costó mucho dinero ingresar…

Para que te des una idea durante un tiempo ni ropa pude comprarme para ahorrar para afrontar los gastos que me iba a provocar el ingreso. Pero lo hice porque aposté a la Policía, a pesar de que muchas personas no los quieren, yo siempre los defendía.

¿Cómo fue tu primer contacto con la Escuela?

Para mi asombro el examen psicológico me salió «estado psicológico muy bueno-recomendado y apto para la policía». Eso fue la calificación que me hizo la psicóloga, y me preguntó ‘¿por qué me gustaría entrar a la policía?’ Conteste que porque siempre me ha gustado ayudar a las personas sin recibir nada a cambio, proteger al más débil; no me gustan las injusticias, me considero una persona que no se vende por nada ni por nadie y que quiere el bien para todos y, además, quisiera tener una familia por eso quiero entrar a la policía.

Tras una pausa, continuó: “la psicóloga me felicitó y me puso una recomendación, a todo esto pasaron los meses y seguí ahorrando plata para poder quedarme en la Capital, no conseguí mucho, pero mis amigos decidieron ayudarme con algún plato de comida; los días pasaron y me fui entrenando, a pesar de que tenía muchos problemas familiares y en mi ciudad las cosas no marchaban bien”.

¿Quedaste entre los seleccionados?

Llego el día que dijeron que empezaría y nos hicieron esperar para decir los resultados, yo pensando que no quedaría por que no tenía cuña, como se dice que hace falta para entrar, cuando los nombraron a todos aparecí en la lista. Sorprendido, me alegré y estaba muy entusiasmado para entrar en la policía, fui entrenando más, quería demostrarles a las personas que de la policía podrían salir alguien bueno y justo, que no todos eran malos como dicen.

¿Cómo fue el comienzo en la Escuela de Policía?

Llegó el día del ingreso, a todo esto con tiempo de anticipación nos pidieron los elementos y ropa para gimnasia (pantalón azul y remera azul, gorra) y la ropa de instrucción (ropa de grafa, pantalón y camisa), además de otros elementos para la higiene personal y platos con cubiertos. Yo no pude conseguir la mayoría de la indumentaria porque eran caras y decidí presentarme con ropa rebuscada o usada , el primer día se hizo presente y nos hicieron entrar a las 5:45, entramos vestidos de gimnasia, nos hicieron formar y estar parados en el frio con remera y pantalón y gorra sin camperas. Estuvimos parados 5 horas a las cuales las últimas dos no nos dejaban ni mover ni un musculo; después de la explicación de cómo era la posiciones de pararse, en esas cinco horas varias personas se empezaron a sentir mareados y desmayarse.

¿Cómo era el trato de los Instructores?

Un instructor con varios años de experiencia y de edad mayor dijo que salgan de la fila los que se sentían, mal mientras que otros instructores más jóvenes, se burlaban y maltrataban oralmente a los que se sentían mal. Luego comenzaron con los ejercicios de instrucción que fueron 3 horas, nos hicieron hacer ejercicios de alto impacto hasta que algunos se desmayaban. Los instructores tenían un número fijo en la cabeza de personas descompuestas o golpeadas, y si no se cumplía ese número de personas golpeadas por los ejercicios, no paraban y seguían diciendo que sigamos con los ejercicios de alto impacto. Los que no hacían los ejercicios como es debido, los instructores se ponían al lado de esa persona para humillarlo y desanimarlo, diciéndole que no servía para nada, que se vaya, los agredían con apodos como ‘cobra suelo’ y muchas cosas más.

¿Cuál era la reacción de los aspirantes?

Si otro compañero le quería alentar al que estaba a punto de dimitir, el instructor automáticamente lo callaba y/o lo castigaba mandándolo al frente de todos para que sufra humillación. A los que vomitaban, el instructor los hacía limpiar el vómito con su misma ropa y delante de todos, todo el tiempo nos tenían cuerpo tierra, y con tanto polvo que se levantaba muchos como yo teníamos por dentro de la boca llena de tierra. Estando cuerpo tierra, venían los instructores y decían ‘¿quién quiere agua?’, y los que decían que querían agua, el instructor les decía que vallan a su casa después de firmar la baja. Una instructora se burlaba si alguien vomitaba y se reía satisfactoriamente.
Ya conmocionado al recordar su experiencia, continúa: “nos hicieron correr, flexiones de entrenamientos extremos hasta fatigar todos los músculos del cuerpo”. En este momento, nuestro entrevistado dispara una frase que eriza la piel: “parecía que estuviéramos pagando por lo que hicieron los policías que cometieron los asesinatos”.

¿Qué más recordás?

Para bañarnos teníamos solo 10 segundos y luego cortaban el agua, muchos tomamos agua de la misma ducha porque teníamos mucha sed y todos desnudos en un mismo baño como las cárceles. También teníamos 10 segundos para vestirnos e irnos a fuera, los que no cumplían lo mandado en esos 10 segundos de nuevo los hacían hacer ejercicios allí dentro de los vestidores. Luego nos tuvieron mucho tiempo parados de nuevo afuera hasta que se hicieron las dos de la tarde y nos dieron una hora para comer y traer limpio e impecable el traje de instrucción para cuando vuelvan o si no habría castigo y más humillación.

“Lo más curioso de los supuestos instructores es que decían que ‘cómo íbamos a ayudar a un oficial herido si no soportábamos este castigo, dada la ironía que si algún aspirante se sentía mal y otro quería ayudarlo lo castigaban al que se salía de la fila” dispara para luego concluir: “eso y más fue toda la primera mañana de la famosa escuela de la policía; yo gracias a Dios mi cuerpo aguantó el castigo y psicológicamente me considero perseverante, pero afuera no tenía dónde comer, ni lavar la ropa, ni plata…”

¿No pudiste continuar?

No, por las imposibilidades económicas tomé la decisión de abandonar, cuando fui a firmar la baja varios policías se me burlaron como diciendo que esto no es para débiles ni ‘cobra sueldos’, y yo les conteste orgulloso y con la mirada fija que humillar personas no es lo mio, prefiero ayudar a las personas a pesar de que piensen que soy debilucho o lo que fuera, prefiero ayudar a personas de otra forma no humillarla como lo hacen ustedes aquí. Pensé que el policía era alguien que brindaba protección, que era alguien alentador, alguien a quien un civil podría depositar su confianza, pero me equivoque. Hoy creo que la policía es todo lo contrario, y me dijeron bueno entonces vaya y haga otro trabajo más fácil como profesor, doctor o gobernador de la provincia. Me retiré y les dije buen día, firmé la baja y me hicieron esperar a un supuesto médico que llegaría para verificar que no tenga lesiones. Mientras esperaba seguían saliendo personas golpeadas, desmayadas y una persona estaba quebrada y nunca vi que llegara el supuesto doctor.

¿Apareció el médico para revisarte?

Después de esperar hora y media me llevaron a la guardia a firmar un libro y me dijeron ‘que le vaya bien’, el médico nunca apareció y cuando me retiré el joven quebrado y el otro golpeado por un desgarro, quedaron esperando al supuesto médico.

La conclusión que hace este propio cadete que dimitió es brillante y explica la situación aberrante que atraviesa la Fuerza Policial:
“Resumiendo un poco, no critico el castigo pero si critico la falta de cabeza de los instructores, sin mencionar que los instructores nunca nos mostraron credencial de instructor. Es como que yo diga que soy abogado o médico y ejerza el oficio, es claro que está mal, en lo personal no creo que aumentando el castigo físico se filtre o se cambie algo, el mismo sistema de la policía está mal, y si enseñan humillación, enseñan crueldad, enseñan burlarse del más débil, enseñan soberbia, enseñan desprecio, entonces cómo quieren que los futuros recibidos sean mejores. Lo que se enseña se aplica. Mis deseos eran de entrar a la policía pero también soy muy creyente de Dios y si algo es forzado siempre sale mal, la policía debería buscar calidad, pero no calidad física porque cuando se reciban van a estar con la panza más grande, deberían buscar calidad psicológica en las personas, pero para eso deberían haber más profesionales dentro de ese sistema, y no poner a simples policías que hagan tareas que no son aptos”.

El Jefe de Policía NO recula y sube la apuesta

El Jefe de Policía NO recula y sube la apuesta

Luis Páez respondió de manera muy polémica las quejas de aspirantes y padres de cadetes que se quejan por la rigurosidad y los excesos de autoridad por parte de los Instructores. Sucede luego de las fotos que circularon en las Escuelas de Chepes y Chilecitos, donde cadetes terminaron hospitalizados. Estimado Páez, le dejamos la entrevista con un joven que defendía la Fuerza Policial y tras un día en la Escuela se decepcionó: https://www.facebook.com/riojalibreok/photos/a.376745889097557.1073741828.357276671044479/695398680565608/?type=1&theater

Ante recientes denuncias de padres de jóvenes que cursan la instrucción como cadetes y sostienen que sus hijos para ingresar a la Policía Provincial son expuestos a brutales entrenamientos donde terminan con serias lesiones, el jefe de la fuerza, Luis Páez, dio su explicación al respecto.

“Hay una denuncia sobre ese tema, pero es menester que la sociedad sepa lo que pasó, se llevó en el móvil a un chico y alguien aprovecho para sacarle fotos cuando lo llevaban al hospital, porque en el campo de instrucción se descompuso”, indicó en diálogo con Radio Viva.

Pero luego, señaló que “el que entra a la policía de la provincia sabe que no es una profesión común y corriente, hay una parte física que se hace en el campo de instrucción, se hace hacer cuerpo a tierra, porque está el futuro policía estará expuesto a tener un combate con un delincuente con arma de fuego, si se arrastra se le pone colorada la rodilla y dicen que fue maltratado, no es maltratado y si fuese así tenemos todos los canales para que puedan denunciar”.

A su vez se refirió a la formación que reciben los cadetes y dejó en claro que “necesitamos personas ágiles y despiertas en la calle, la esencia de la policía de la provincia es la prevención, es la calle, decidimos que la instrucción tenga más exigencia, sea más dedicada, hay gente que lo toma como una bolsa de trabajo al hecho de entrar a la fuerza”.

“No vamos a maltratar a alguien, pero si tenemos reglas, si vienen a la policía de la provincia, no van a las carmelitas descalzas si quieren ser monjas, vayan a otro lado, necesitamos hombre y mujeres con formación cuando la mujer salga a la calle, el delincuente no se va a fijar si tiene pollera o pantalón, tiene que saber tirarse cuerpo a tierra y nadie le va poner un colchón”, ironizó Páez.

 

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