El llamado de Marcelo Colombo lo hizo el pasado fin de semana en coincidencia con el inicio del tiempo de Adviento.
Lo dirigió a las comunidades cristianas para que eviten el uso de cualquier tipo de pirotecnia en las fiestas patronales y religiosas, incluido el tradicional Tinkunaco y procesión de San Nicolás. También, solicitó a sacerdotes y fieles que procuren ayudar con alimentos a todas aquellas familias afectadas por la emergencia económica.
La carta pastoral se hizo pública en las celebraciones de la misa dominical de ayer. En la misma, Marcelo Colombo expresó que “con alegría les escribo en el comienzo del Adviento para invitarlos a preparar el corazón: ¡Viene el Señor! Se trata de aquella proximidad que nos ayude a entrar en el espíritu de la Navidad con un corazón verdaderamente cristiano”.
Más adelantó puntualizó que “por eso nos resulta necesario transitar este ciclo litúrgico abordando sus lecturas bíblicas, celebrar la Palabra en reuniones y comunidades y descubrir su propuesta de amor, manifestada en Cristo su Hijo que viene para salvarnos”.
Colombo señaló en su carta que “la situación de tantos hermanos y sus familias que transitan tiempos duros, de fragilidad e incertidumbre laboral, compromete nuestra capacidad para discernir los signos de los tiempos y buscar cómo repechar juntos estas dificultades”, y al parafrasear al Papa Francisco dijo que “el camino de la misericordia es el que nos hace encontrar a tantos hermanos y hermanas que tienden la mano esperando que alguien la aferre y poder así caminar juntos”.
AYUDA A FAMILIAS
En esta perspectiva de un Adviento fraterno y solidario, el pastor riojano pidió “a sacerdotes y fieles un esfuerzo especial en esta última parte del año. Con los equipos parroquiales de Cáritas, los catequistas, los animadores de la liturgia y quienes tienen algún servicio pastoral, traten de detectar aquellas familias más afectadas por la actual emergencia económica para ayudarlos con alimentos que puedan recogerse en las celebraciones litúrgicas de Adviento, en las reuniones de grupos y comunidades, en la conclusión de actividades de movimientos y asociaciones de fieles”.
“Si hay cenas de grupos que despiden el año -apuntó- prevean una contribución especial para ayudar a aquellas familias que ustedes mismos hayan podido reconocer que están en la peor situación. Si bien es cierto que ya pasó el invierno con su rigor climático, este tiempo de fiesta golpea adicional y afectivamente al corazón de una familia que la está pasando mal. ¡Hagamos nuestra la cercanía del Dios que viene!
Hizo un llamado que “si en las parroquias, comunidades y movimientos pudieran organizarse para una mesa navideña abierta a los más pobres, este signo coronaría un Adviento fraterno y solidario. “Aunque no llega a ser noticia, existen, sin embargo, tantos signos concretos de bondad y ternura dirigidos a los más pequeños e indefensos, a los que están más solos y abandonados. Existen personas que encarnan realmente la caridad y que llevan continuamente la solidaridad a los más pobres e infelices.
Agradezcamos al Señor el don valioso de estas personas que, ante la debilidad de la humanidad herida, son como una invitación para descubrir la alegría de hacerse prójimo”.
SIN PIROTECNIA
“Todavía -dijo Colombo- quiero pedirles un gesto más en este tiempo de Adviento. Me refiero al uso de fuegos artificiales en nuestras fiestas religiosas. Culturalmente estos elementos expresarían alegría con su estruendo. Sin embargo, la utilización de pirotecnia en general, tiene consecuencias graves que se traducen en daños a la salud auditiva y otros trastornos en la población (niños, ancianos, enfermos en general). La hermana naturaleza también lo padece, especialmente en los animales domésticos. Muchas organizaciones solidarias me han pedido que transmita la necesidad de no utilizar pirotécnica, de reemplazarla por otros signos que transmitan nuestro júbilo sin dañar a nadie ni a nada”.
En concreto pidió a las comunidades cristianas que “no utilicen fuegos artificiales en las fiestas patronales y religiosas. Incluyo en este pedido y con bastante anticipación, al Tinkunaco y la procesión de San Nicolás, el primero de enero. En un Adviento fraterno y solidario, ese enorme gasto podría sustituirse con iniciativas efectivas de caridad cristiana hacia quienes sufren esta crisis económica”.