El contexto actual que vive hoy La Rioja es especialmente particular no solo por el contexto de pandemia que afecta al mundo en general y a nuestro país y la provincia en particular. Hoy nos encontramos en un período de decidida reactivación de todas las actividades del quehacer provincial, por supuesto que siguiendo los protocolos que exigen el cuidado de la salud de todas y todos los que residen en la provincia.
Y en esa reactivación entran todos, los que se vieron afectados parcialmente por la situación y los que a raíz de la pandemia tuvieron una parate total de sus actividades.
Y si bien la pandemia todavía no pasó, hay que reconocer que durante estos más de ocho meses ningún sector quedó desprotegido por el Estado. La multiplicación del esfuerzo financiero que decidió el gobierno de Ricardo Quintela para atender a todos es palpable y fácilmente comparable en términos proporcionales con otras provincias que asistieron de manera parcial a los distintos sectores de sus comunidades.
El concepto del Gobernador tiene que ver con un Estado presente y fuerte, que dé soluciones. La planificación de su gobierno tuvo que cambiar abruptamente apenas asumió a raíz de la pandemia del COVID 19, pero eso no significó claudicar en el concepto básico de avanzar en acciones concretas en beneficio de todas y todos, resolviendo la crisis sanitaria con decisiones que evitaron el colapso del sistema público.
El tema salarial de los empleados estatales no fue dejado de lado. Si bien se priorizó a los sectores de salud y seguridad con el pago de bonos especiales, el resto de los casi 70 mil trabajadores del Estado, entre los de planta y precarizados, cobraron también un bono que ayudó a paliar la difícil situación económica.
Vale tener en cuenta que el salario de un trabajador estatal riojano está compuesto en un 60 % de componentes remunerativos y el resto en conceptos no remunerativos. Esto tiene su importancia porque con las medidas dispuestas por el gobierno riojano de volcar dinero directamente en el bolsillo de los trabajadores a través de sumas fijas no remunerativas, hoy el salario mínimo de bolsillo de un empleado público es de alrededor 25 mil pesos.
Esto es fundamental para que no se produzcan falsas comparaciones con la situación de otras provincias que, en algunos casos, como el de Santiago del Estero, ya anunciaron con estridencia el pago de bonos de fin de año y aumentos, que en porcentajes aparentan sumas exorbitantes cuando tienen una realidad muy distinta, con salarios básicos muy por debajo de lo que cobran los estatales riojanos.
Es una realidad que el Gobierno provincial se está ocupando razonablemente del tema. El propio Gobernador Ricardo Quintela dio las instrucciones necesarias para que el tema salarial sea tratado responsablemente para lo que resta del año y especialmente para el 2021.
Las gestiones a nivel nacional para conseguir un presupuesto más acorde a las necesidades de la provincia dieron un resultado promisorio, teniendo en cuenta que se logró un monto de fondos extracoparticipables más parecido a lo que significaría la suma que perdió hace más de 30 años.
Quintela invierte en la Gente
La voluntad política de Ricardo Quintela cuando asumió fue la de gobernar para todas y todos, con el compromiso de no descuidar ningún aspecto. A pocos días de aquel 10 de diciembre anunció una serie de medidas que beneficiaron a las y los riojanos.
La primera medida puesta en conocimiento por el Gobernador fue el nuevo cuadro tarifario que se puso en marcha para quienes perciben la asignación universal por hijo y las y los jubilados que cobran el sueldo mínimo.
El segundo anuncio fue la extensión en el tope de reintegro en la promoción de Te Súper Banco que estuvo disponible para las fiestas de fin de año.
Otra medida con justicia social, fue el reintegro a los jubilados del 50 por ciento de la compra de medicamentos realizados.
A solo pocos meses de haber asumido el 10 de diciembre del 2019, el gobernador Ricardo Quintela debió modificar su plan de gobierno, adaptándose al contexto de pandemia.
La decisión de cuidar la salud de todas y todos fue rápida. Se anunció la suspensión de actividades, el cierre de los límites y, en consonancia a lo dispuesto por el presidente Alberto Fernández, el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.
Se encomendó al personal de salud y las fuerzas de seguridad que cuidaran y protegieran a la sociedad, desde los distintos roles asignados.
Entre las acciones impulsadas, se encuentran:
- Convenio con el sector privado, con una inversión a casi 6 meses del inicio de la pandemia de $57.000.000
- Se incorporó profesionales médicos y auxiliares de salud.
- Refuncionalización e incorporación del Hospital de Clínicas, con un monto de $32.000.000
- Inversión para la adquisición de elementos de protección para personal de salud, con una inversión de más de $44.405.000
- Compra y puesta en funcionamiento de la Máquina de Aféresis con una inversión de 120.000 de dólares.
- Fortalecimiento de los Hospitales regionales en el marco de la federalización del sistema de salud.
Para aplanar la curva de contagios se puso en marcha la línea directa del COE 0800-444-0353, búsqueda activa de sintomáticos a cargo de las y los agentes sanitarios en todos los barrios de Capital y en el interior de la provincia. También se activó la Brigada de Atención Rápida Sanitaria, se utilizó para descomprimir la demanda del 107. Se fortaleció la organización de todos los COE departamentales y se incorporaron 100 voluntarias y voluntarios.
Fueron muchas las acciones que se impulsaron, siempre con un solo objetivo que era, es y será cuidar y proteger la salud de cada riojana y riojano.
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