Desde la segunda mitad del siglo pasado, el consumo de carne vacuna ha ido en declive, reemplazado paulatinamente por otras fuentes de proteínas como el pollo y el cerdo. Sin embargo, la situación se ha agravado considerablemente bajo la administración de Milei. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, se proyecta que el consumo anual per cápita de carne vacuna en 2024 será de apenas 44,8 kg, muy por debajo del promedio histórico de 72,9 kg y el mínimo de 46,9 kg registrado en 1920.
La recesión económica, exacerbada por las políticas de ajuste y austeridad de Milei, ha empujado a los consumidores a buscar alternativas más baratas. La inflación descontrolada, que alcanzó el 280% interanual en mayo de 2024, ha reducido significativamente el poder adquisitivo de la población. Más de la mitad de los argentinos vive en la pobreza, y en Buenos Aires, la tasa de indigencia se ha duplicado al 16% en el primer trimestre de 2024.
La producción de carne también se ha visto afectada. En los primeros cinco meses del año, la producción de carne bovina cayó un 8% en comparación con el mismo período de 2023, con un total de 5.513.000 cabezas de ganado faenadas. Esta caída en la producción es la más pronunciada desde 2009, cuando restricciones a la exportación de carne bovina precipitaron una liquidación masiva de stock por parte de los productores.
Además, la relación entre el precio de la carne vacuna y sus sustitutos, como el pollo y el cerdo, se ha mantenido desfavorable. Con el precio de un kilogramo de carne vacuna se pueden adquirir casi dos kilogramos de sus alternativas, lo que hace que cada vez más consumidores opten por estas opciones más económicas.
El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario destaca que el consumo total de carnes (bovina, aviar y porcina) en Argentina podría ubicarse en torno a los 105,7 kg por habitante en 2024, lo que representa una disminución de siete kilos en comparación con el promedio de los últimos diez años. Por primera vez, el consumo de carne aviar igualaría al de carne vacuna, ambos alrededor de 44,5 kg por habitante, mientras que el consumo de carne porcina también mostraría un leve incremento.
La política económica de Javier Milei ha tenido un impacto devastador no solo en la economía general, sino también en una de las tradiciones más queridas de Argentina: el asado. El aumento de las exportaciones de carne, alentado por la necesidad de generar divisas, ha dejado al mercado interno con menos oferta y precios más altos. Entre enero y mayo de 2024, se exportaron 385.000 toneladas de res con hueso, un 10% más que en el mismo período del año anterior, aunque en términos de valor, la exportación solo creció un 1% debido a la caída de los precios promedio de exportación.
El poder de compra de los salarios también ha disminuido drásticamente. La remuneración bruta promedio del sector asalariado en 2024 alcanzaría para comprar 146,6 kg de asado, un 5,6% menos que en 2023, cuando se podían comprar 155,2 kg. En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kg menos por persona, marcando una caída del 13,3%.
La política de ajuste y austeridad de Milei, combinada con una inflación galopante y un aumento descontrolado de las exportaciones, ha resultado en un golpe mortal para el consumo de carne vacuna en Argentina. El país que una vez se enorgullecía de su consumo per cápita de carne vacuna ahora enfrenta un futuro incierto, donde el tradicional asado argentino podría convertirse en un lujo inaccesible para la mayoría de la población.
La baja en el consumo de carne no solo es un indicador de la crisis económica, sino también un reflejo de cómo las políticas gubernamentales pueden transformar radicalmente los hábitos de consumo y las tradiciones culturales de un país. La administración de Javier Milei, con su enfoque en el ajuste fiscal y las exportaciones, ha llevado a la Argentina a una situación crítica donde la carne vacuna, un símbolo de la identidad nacional, se encuentra en peligro de desaparecer de las mesas de los argentinos.
Mientras tanto, el impacto en el sector ganadero continúa siendo severo. La caída en el stock ganadero a finales de 2023, con una reducción de 1,5 millones de cabezas, ha sido la mayor desde 2009, y la tendencia apunta a una menor faena y producción de carne en 2024. La situación se agrava con la escasez de ganado y los altos costos de producción, lo que obliga a los productores a reducir su stock y buscar mercados externos más rentables.
La administración de Milei ha fracasado en proteger el mercado interno y garantizar la accesibilidad de uno de los alimentos más emblemáticos de Argentina. La combinación de políticas económicas fallidas, inflación descontrolada y un enfoque obsesivo en las exportaciones ha dejado a la mayoría de los argentinos luchando por mantener su tradición de disfrutar de un buen asado. La pregunta que queda es si habrá un cambio de rumbo antes de que sea demasiado tarde para recuperar esta parte esencial de la cultura argentina.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/750531-el-consumo-de-carne-vacuna-en-argentina-llego-al-nivel-mas-b