Durante los seis o siete meses que Moreno fue el director del periódico, su principal esfuerzo fue establecer por escrito los fundamentos teóricos y doctrinarios de la revolución. Su principal objetivo fue discernir los principios de legitimidad que debían sostener el nuevo orden. Moreno fue el primer político que tuvo claro, o por lo menos lo intuyó con fuerza, que lo sucedido el 25 de mayo de 1810 no sólo era una revolución, sino que esa revolución tenía objetivos nacionales e independentistas, dos certezas que la mayoría de los integrantes de la Primera Junta no compartían o no terminaban de comprender.
Lo importante es que a esas apreciaciones, Moreno las volcó por escrito en la prensa. El primer periódico de la revolución, por lo tanto, reflexiona sobre asuntos como la legitimidad, el rol de los gobernantes y los derechos y deberes de la sociedad. El periodista concebido como un intelectual es lo que está presente en aquellos textos de Moreno y en sus propias decisiones editoriales.
Sus ideas sobre temas tales como la educación, el patriotismo, el fervor cívico, recorren todos las páginas de la publicación en formato tabloide pequeño. También en ese periódico -que salía los viernes-, Moreno redactó el célebre decreto de supresión de honores, verdadero alegato a favor de la austeridad republicana.
Capítulo aparte merece la cuestión del lenguaje. Las palabras que emplea Moreno en sus escritos dan cuenta de una nueva cultura política, diferente a la divulgada por el orden colonial. Derechos y garantías, libertades y deberes, amor a la república y odio a los déspotas son temas que se expresan con un lenguaje desconocido en el mundo colonial y, en lo que particularmente nos importa, se manifiestan evidentes objetivos nacionales, republicanos y liberales.
Doscientos años después, La Gaceta sigue siendo un documento histórico invalorable para analizar aquellas jornadas revolucionarias y un efectivo testimonio sobre una manera de concebir el periodismo en un tiempo histórico en el que esta profesión daba sus primeros pasos en tierra americana.
Seguramente, hay diferencias entre el periodismo de 1810 y el actual, como también son visibles las diferencias entre aquellas publicaciones y las de ahora.
Lo que en todo caso permanece es el compromiso de la prensa con la libertad y los valores republicanos, compromiso que alcanza a los protagonistas, es decir los periodistas. Moreno se parece poco al periodista contemporáneo, pero a ningún periodista le puede resultar indiferente esa pasión por el lenguaje, y esa vocación por defender ideas y principios a través de la pluma
Editorial de ‘El Litoral’
FRASES DESTACADAS DE MARIANO MORENO:
- Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila.
- Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía.
- El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso.
- Si el hombre no hubiera sido constantemente combatido por las preocupaciones y los errores, y si un millón de causas que se han sucedido sin cesar, no hubiesen grabado en él una multitud de conocimientos y de absurdos, no veríamos, en lugar de aquella celeste y majestuosa simplicidad que el autor de la naturaleza le imprimió, el deforme contraste de la pasión que cree que razona cuando el entendimiento está en delirio.
No podemos dejar de mencionar la frase de Rodolfo Walsh, otro referente de RL:
- El periodismo es libre o es una farsa.