Redacción de RiojaLibre
Comenzando el año 2016, en los primeros meses donde los riojanos habíamos cambiado nuestras tres autoridades ejecutivas (Presidente, Gobernador e Intendente), cuando se hablaba del 2019 dos nombres aparecían como los ‘favoritos’ a disputarse el cargo: el super Ministro de Defensa de la Nación Julio Martínez, y el poderoso Vicegobernador Néstor Bosetti, cuyo espacio aseguraba que la sucesión de Casas era un hecho, y la única duda era esperar a ver si era en el 2019 ‘o antes’.
En los primeros meses del año pasado, La Rioja tenía un Gobernador debilitado por su falta de popularidad; un Intendente capitalino que debía enfrentar las embestidas de un espacio que había estado durante 12 años en el poder (Quintelismo), que a su vez -en ese entonces- contaba con la ‘ayuda’ y complicidad del Vicegobernador para ‘jaquear’ su estabilidad; y un ex Gobernador que parecía aislado, quizás descansando luego del desgaste de ser durante ocho años la máxima autoridad ejecutiva de la Provincia. La disputa del poder, a futuro, se centraba básicamente en Mashasha y Tití.
Pero en 17 meses todo cambió. Dicen estar peleados y sinceramente nadie más que ellos puede saberlo, pero lo cierto es que entre Beder Herrera y Paredes Urquiza lograron armar un escenario político en el que aquel Vicegobernador hiper podoroso, hoy es un dirigente super debilitado que implora ayuda y piedad a FCR y Lucía Ávila para no ser destituido.
El primer gran golpe Bosetti lo recibió en la previa del 4 de Junio. Su soberbia lo hizo dejar el PJ, entusiasmado con que podría formar un Frente ‘anti beder’ junto con Paredes Urquiza; que le sonreía simpáticamente cual si fuese una ‘novia encantada’, pero a la hora de los bifes, rechazó cualquier tipo de acuerdo o armado conjunto para las elecciones. De esta manera, Bosetti afrontó solo el #4J, se hizo contar las costillas, y protagonizó un papelón histórico, constatando lo que muchos pensaban y sospechaban: las urnas no quieren al Vicegobernador. ¿Quién quedó primero en las elecciones? Beder. ¿Y segundo? Paredes. ¿Casualidad o causalidad?
Luego del revés popular, a Bosetti le tocó sentir el rigor de la pérdida de poder. El vacío de poder que los Diputados le asestaron ayer al Vicegobernador no hubiese sido posible sin la bochornosa derrota que el bosettismo padeció en las urnas. El Vicegobernador perdió toda su estructura: es aventurado decir que Tití desaparecerá, pero si es un hecho que el bosettismo, como espacio y políticamente hablando, murió.
Ahora, son tres espacios los que quedan en camino hacia el 2019: el justicialismo (Casas/Beder), el justicialismo disidente y properonista (Paredes Urquiza) y el radicalismo (Martínez). Pero se nos vienen encima unas elecciones cruciales para las aspiraciones de Mashasha. En ocho días vence el plazo para anotar candidatos y es casi un hecho que el sector de Paredes Urquiza no presentará una alternativo propia, sino que -para mantener su excelente relación con Nación- apoyaría por lo bajo a Julio Martínez.
Sin embargo, desde una perspectiva maquiavélica, algunos sostienen que al Cabrito lo que más le conviene es que Martínez pierda. En un enfrentamiento mano a mano entre Beder vs Martínez, quien venza se sentirá el próximo Gobernador. Si pierde Mashasha, queda definitivamente -como Bosetti- fuera de escenario; pero si el derrotado es Beder, el ex Gobernador no dejará el partido ni su influencia sobre el Gobierno Provincial.
Consecuentemente, para no seguir siendo la ‘tercera en discordia’ -y envalentonado por el segundo lugar obtenido el #4J-, a Paredes Urquiza una derrota de Martínez lo beneficiaría categóricamente; ya que pasaría a ser la ‘única opción posible’ del Gobierno Nacional para enfrentar a Beder en 2019.
Todo parece indicar que a los riojanos se nos vienen dos años de una polarización exclusiva entre el Intendente y el ex Gobernador, sin actores de reparto. Suena impensado que esos dos protagonistas estén diagramando conjuntamente -aliados o peleados- esta estrategia, pero hay muchos gestos que hacen ruidos; por ejemplo la foto Casas-Paredes minutos antes de que los Diputados bederistas ‘se comieran’ a Bosetti.
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