Redacción de RiojaLibre
Imaginen que estamos a solo siete días de que venza el plazo para elegir al próximo Gobernador de La Rioja, y -sin nada definido- el Gobernador actual ‘se borra’, desapareciendo de la esfera pública. La situación sería límite, con una crisis institucional inevitable, y con la ciudadanía en las calles pidiendo respuestas.
Algo similar pasa en la UNLaR: el Viernes que viene (23 de Julio) vence el plazo para que se convoque a elecciones, definiendo el calendario electoral, y -sin nada definido- desde hace más de dos semanas el Rector Fabián Calderón y el Vicerrector José Gaspanello están ‘borrados’.
Pasando en limpio: la comunidad universitaria (más de 16 mil personas) no tiene ni idea qué va a pasar en la UNLaR en un año donde se debieran renovar las autoridades.
Calderón y Gaspanello están inmersos en una cruenta división, que la evidencian en cada sesión del Consejo Superior; dando lugar a una fuerte crisis institucional en la Casa de altos estudios. Hoy, la pregunta que todos se hacen es ¿quién conduce la UNLaR? ¿quién puede dar respuestas a las decenas de dudas que tienen los estudiantes y docentes?.
Lamentablemente, nadie puede contestar dicho interrogante.
El presidente de la Comisión de Interpretación y Reglamento en la UNLaR, Gustavo Kofman comentó que la comisión tiene bajo su órbita el proyecto del cronograma electoral.
Ante semejante falta de conducción, el Decano de Humanas -Gustavo Koffman- como Presidente de la Comisión de Interpretación y Reglamento, es quien tiene la pelota en sus manos: “el Consejo Superior antes del 23 de julio debe definirse porque así lo establece el Reglamento y la comisión debe informar por lo menos 48 horas antes su dictamen, nos hemos puesto como plazo límite el próximo lunes 20 de julio”, indicó.
Un dato para tener en cuenta: lo que resuelva la Comisión presidida por Koffman ‘no es vinculante’; es decir, que será el Consejo Superior quien termine definiendo si habrá o no elecciones. El presidente del Consejo Superior es Fabián Calderón, quien -aunque no lo desee- tendrá la última palabra para establecer si hay o no elecciones este año, si se prorrogan los mandatos (y hasta cuándo), qué va pasar con los exámenes, etc.
Aunque Calderón ‘se oculte’ para no pagar el costo político de su perpetuidad en el Rectorado, finalmente deberá ser él -como presidente del Consejo Superior- quien tome la decisión y la comunique. Salvo que -sería el colmo- se ausente a la sesión extraordinaria del Viernes próximo.
La UNLaR no tiene conducción, pero más de 15 mil alumnos necesitan que alguien tome decisiones.