Con una minuta de comunicación, el bloque Fuerza Cívica solicitó al Ejecutivo que garantice la inmediata implementación del Plan Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego en La Rioja, a través de la instalación de una boca de recepción en la oficina del RENAR.
“La circulación de armas de fuego aumenta los índices de violencia dentro de cualquier sociedad. En nuestra provincia, sin embargo, no habilitamos al RENAR para que lleve adelante el plan de Entrega de Armas lanzado por el gobierno Nacional hace varios años”, explicó Cruz.
Aseguró que los crecientes índices de criminalidad y violencia en nuestra provincia “están asociados directamente con la proliferación creciente de armas de fuego y municiones a través del mercado negro”.
Luego denunció que “este gobierno no cuenta con un plan integral de seguridad. Los ejes fundamentales de cualquier política responsable de seguridad brillan por su ausencia en esta provincia.”
Según el diputado que integra la comisión de Seguridad en la Cámara, “cada arma utilizada por delincuentes es un arma que podría haber sido recuperada por el RENAR”.
Entrega de armas
Sobre el objetivo de la iniciativa en la Cámara, Cruz explicó que se intenta detener “la proliferación de armas de fuego, reducir los accidentes y hechos de violencia ocasionados por el uso de armas, sensibilizar a la población acerca de los riesgos de la tenencia y uso de armas y promover una cultura de no violencia y resolución pacífica de conflictos. La Rioja debe contar urgentemente con un punto permanente de recepción de armas”.
Resaltó las dificultades actuales, a raíz de la falta de esta boca de recepción: “No puede ser que los riojanos tengamos que viajar a Córdoba o esperar que alguno de los puestos móviles del RENAR llegue a la provincia para poder deshacernos de las armas de fuego”.
Finalmente aclaró que si bien un programa de entrega voluntaria de armas no basta para reducir los índices de delito en la provincia, “sí constituye una herramienta preventiva de la violencia social, aumenta la calidad de vida de la población, reduce la sensación de inseguridad, favorece la incorporación de mecanismos de resolución no violenta de conflictos y, por sobre todo, contribuye a la construcción de una Rioja más pacífica”.