Por la Dra. Isabel Marta Salinas
Las cuasimonedas no son dinero emitido como tal, sino que constituyen una promesa de pago. Las cuasimonedas no son convertibles, tal como sucedía con algunas monedas luego de 1944 en Europa, es decir que no pueden ser usadas en transacciones internacionales.
La utilidad de las cuasimonedas consiste en permitir hacer frente a situaciones que implican gasto público y compensar, por ejemplo, la caída de la recaudación en contextos de emergencia.
Al inicio de este siglo la repetida frase «un país con quince monedas» se escuchaba en distintos medios, aludiendo a la condición de diversidad monetaria en la Argentina. Esas monedas, salvo el peso, bien llamadas cuasi monedas, eran bonos provinciales, -y también nacionales-, que estaban cumpliendo funciones clásicas de la herramienta monetaria en el ámbito de las transacciones mercantiles.
En agosto de 2001 la Nación Argentina anunció una primera emisión de bonos LECOP que se crearon como destino de la cancelación de la mayor parte de la coparticipación federal impositiva adeudada. En la crisis del 2001 más de una decena de provincias utilizaron cuasi monedas para pagar sueldos. Del total de veintitrés provincias argentinas, quince emitieron bonos provinciales que actuaron como sustitutos cercanos del peso argentino. El ejemplo más citado es el Patacón, que se destinó a ese fin en la Provincia de Buenos Aires hasta el 2003.
Estos antecedentes ilustrativos y su rol aportan al análisis de la actual situación argentina.
Las cuasi monedas nacieron como un resultante de la convertibilidad y alcanzaron una fuerte incidencia en el sistema de transacciones locales en el momento del colapso del sistema con la crisis del 2001, contribuyendo a morigerar los efectos negativos de las reglas de la convertibilidad que se manifestaron, entre otras cosas, en la fuerte reducción de la circulación monetaria y en la significativa reducción de los depósitos bancarios.
En la referida crisis, las cuasi monedas fueron la herramienta que permitió cubrir al principio la ausencia de circulación monetaria y posteriormente las restricciones impuestas por el corralito al uso de los fondos depositados en cuentas corrientes.
El gobierno recientemente asumido de Javier Milei ha implementado medidas que agreden y perjudican a las provincias argentinas, al ldevaluar nuestra moneda en más del 120 %, producir un cruel aumento de los combustibles, las tarifas y demás precios, junto con la disminución de la coparticipación y la indebida retención de fondos que como derechos adquiridos forman parte de la coparticipación de la provincia, a lo que se suma una reducción de las transferencias de la Nación hacia las mismas, con la consecuente pérdida de recursos provinciales.
La Rioja se perjudica por los recursos adeudados y retenidos ilegalmente por el gobierno nacional, que corresponden a la coparticipación federal de impuestos y que suman más de 56 mil millones de pesos, actualizados al presente año 2024. A estos perjuicios se agregan los nocivos efectos de la macroeconomía que erosiona el salario.
Exigir los recursos coparticipables que nos corresponde como estado provincial, conforme a la ley de coparticipación, es un deber y una responsabilidad ineludible que exige la buena gobernanza que el mandatario riojano Ricardo Quintela cumplimenta con el mayor compromiso acudiendo a la justicia con el reclamo, mientras realiza las más eficaces acciones para mejorar los salarios con aumentos, tal como lo hizo durante toda su gestión.
Los recursos reclamados no integran las partidas de ‘Transferencias Discrecionales’ de la Nación, sino que forman parte del porcentaje de la Coparticipación Federal de Impuestos, que corresponden a la Provincia de La Rioja. Estos perjuicios se agravan con el presupuesto actual reconducido, es decir, con los montos del año anterior, lo que suma a la difícil situación económica y social que atraviesa la provincia, afectada por la inflación y la depreciación de los salarios públicos.
El mandatario ha decidido instituir una moneda local ante la presente situación, lo que constituye una estrategia adecuada y eficaz para implementar en esta realidad que transitamos. Es una política que nuestra provincia puede implementar porque sus cuentas públicas están equilibradas, pese al contexto de escasez y dificultad que atraviesa el país.
Hay provincias que ya evalúan emitir su moneda local. La Rioja ha decidido repetir políticas ya transitadas en los años 1989,-gobernación de Carlos Menem- y durante la gobernación de Eduardo Maza-, en medio de la crisis socioeconómica de diciembre de 2001, oportunidad en que La Rioja implementó el bono Evita, una cuasi moneda que dejó de circular en el año 2004, cuando Argentina comenzó a salir de la crisis. Ambas experiencias lograron su cometido positiva y exitosamente.
A esta política diseñada por el actual Gobernador riojano Ricardo Quintela se sumarán otras para lograr ingresos mediante el recorte de gastos, la austeridad en la política y reducción en los gastos de funcionamiento.
La medida del mandatario concita el asentimiento y la adhesión de la mayoría de la población, de todos/as y cada uno/a de los/as Intendentes/as provinciales, asimismo las más representativas instituciones riojanas han adherido a la medida.
Las cuasi monedas son herramientas pensadas e instrumentadas para mantener el progreso permanente y la calidad de vida del pueblo riojano, priorizando siempre el contenido humanista de los fines y objetivos de una gobernanza virtuosa, basada en la justicia social, valor consagrado en las creencias consolidadas y compartidas por la sociedad riojana y consagrado en el texto de la Constitución Nacional.
Antes, ahora y siempre debemos cumplir el deber de gobernar para el interés y bienestar del pueblo, la grandeza de la provincia y de la patria. Dios bendiga al noble pueblo riojano. Que así sea.-
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