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Polémica en puerta: impulsan el ‘aborto seguro’

La Red de Mujeres que realizan consultorías pre y post aborto y acompañan a las mujeres que deciden abortar para que el aborto sea seguro (misoprostol), llegó a La Rioja. Durante el fin de semana se pudieron ver en algunos puntos de la Ciudad pintadas con el número de teléfono de esta agrupación. El asesoramiento está a cargo de médicas y psicólogas y es sin cargo.

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Son médicas, trabajadoras sociales, psicologas y mujeres que ya abortaron. Aparecieron pintadas en el micro centro de La Rioja.

¿Qué es SOCORRO ROSA?

· Por redes sociales e intervenciones en la vía pública, Socorro Rosa busca difundir información. · Crédito: Son ocho mujeres organizadas en red para brindar información y acompañamiento a otras que desean interrumpir su embarazo. Desde que comenzaron a trabajar en la ciudad han asistido en 150 casos. Un llamado telefónico o de Whatsapp es la puerta para iniciar el vínculo. Cuando una mujer se contacta con la organización Socorro Rosa es para consultar información o bien porque está decidida a realizar un aborto.

La red de socorristas comenzó a funcionar en la ciudad en 2016, con la inquietud de abordar la cuestión del aborto en Río Cuarto. “Es una ciudad donde las mujeres que quieren abortar no tienen acceso a una práctica segura, a no ser que puedan pagar una clínica privada o que algún médico le diga cómo usar la medicación pero sin hacerse cargo después”, afirma Agustina, quien forma parte de la organización y prefiere reservar su identidad para resaltar el trabajo colectivo.

A nivel nacional, Socorristas en Red se fundó en 2011 y es una de las organizaciones que impulsaron la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

“El sistema de salud pública no se hace cargo de las mujeres que quieren abortar y, a la vez, para nosotras la clandestinidad no es algo malo, en el sentido de que no todo lo que sucede por fuera del sistema de salud es malo. El aborto es algo milenario. A lo que apuntamos es que las mujeres puedan formarse en lo que tiene que ver con aborto seguro”, añade.

De la charla con PUNTAL, también participa Gabriela, otra socorrista. “Para nosotras el aborto seguro no es en el Hospital solamente. Las mujeres también pueden hacerlo en su casa”, explican.

En total son ocho integrantes de Socorro Rosa Río Cuarto. Todos los meses hay una encargada de recibir las inquietudes por teléfono y en equipo se realiza el acompañamiento con las mujeres que buscan abortar con el uso de misoprostol, una medicación que se utiliza en estos casos.

-¿Cómo se consigue la droga?

Se puede comprar sin receta. No es de venta libre pero es un negocio de la farmacia. Cuesta alrededor de $ 3000. El laboratorio Beta es el único que lo produce. Y no está regulado su uso obstétrico, se usa para problemas gástricos. En los países donde más restringido está el aborto, la medicación es el método más utilizado. El grado de efectividad es de un 75%.

Un proyecto de ley del Frente Para la Victoria de CABA solicita la producción de misoprostol con uso obstétrico y de misepristona, que se usa en el 98% de los países donde el aborto está legalizado y es exclusivo para abortar porque disminuye la progesterona, necesaria para que el embarazo continúe.

-¿Cómo funciona Socorro Rosa?

Primero recibimos un llamado. Le preguntamos a la mujer si ya se hizo un test de embarazo y la invitamos a participar de un taller socorrista, que es público y grupal. La idea es que compartan y se encuentren con otras mujeres en la misma situación. Ahí brindamos información, contamos quiénes somos y les entregamos una “protocola”, que es una herramienta de acompañamiento. Tiene preguntas con información de contexto: quién sabe que se va hacer un aborto, si está acompañada o no en su decisión, si se realizó un test de embarazo o análisis… Luego, mediante esa herramienta trabajamos estadísticas para ver qué cantidad de mujeres aborta y en compañía de quién.

En Río Cuarto, desde que está activa la red, han recibido 237 llamados, y acompañado a un poco menos, unas 150 mujeres. Algunas sólo llaman para pedir información, otras aparecen un tiempo y después no vuelven.

-¿Si una mujer deja de llamar, ustedes se vuelven a comunicar?

Depende la situación, si es algo económico, o sufre violencia de género, entonces tejemos una ingeniería para volver a contactarnos.

La mayoría son mayores de 23 o de 25, es muy raro que sean más chicas.

-¿Cómo son los talleres?

Son encuentros que se hacen en espacios públicos y en los que conversamos sobre cómo se usa el misoprostol. También tratamos de generar un vínculo para bajar los nervios y porque luego las socorristas vamos guiando el proceso por teléfono.

Por eso en los encuentros sólo dejamos que participen mujeres y les contamos todo el proceso. Además, insistimos en la importancia de que estén acompañadas por otras mujeres, alguien que pueda estar a su lado. Si algo se complica saben que tienen que ir al Hospital.

-¿Y en los hospitales no corren riesgo de ser criminalizadas?

No. Pero el ingreso a un hospital no suele ser una experiencia agradable. La mayoría de los médicos tratan mal a las mujeres como consecuencia de que no las pueden criminalizar.

El valor de la experiencia

“Revalorizamos el cuerpo de la mujer. No es una propiedad, sino que está atravesado por un sistema médico, político, social. Nosotras valorizamos los conocimientos y experiencias de mujeres porque hay un velo de muerte sobre el aborto, pero también es parte de la sexualidad”, afirman.

“No subestimamos los saberes que las mujeres pueden ir construyendo entre sí. La clandestinidad no es negativa necesariamente. El uso obstétrico del misoprostol se cree que se descubrió en una favela, ahí comienzan las experiencias”, agregan.

-¿Quiénes integran la red?

Somos un grupo compuesto por psicopedagogas, educadoras, filósofas. Todos los años hacemos un plenario nacional de Socorristas en Red. Esta vez fue en abril, en Semana Santa. Debatimos política y hablamos del aborto libre y feminista.

-¿Qué implica el aborto libre?

La consigna más difundida es aborto legal para decidir y anticoncepción para no abortar, pero los anticonceptivos no garantizan que no haya un embarazo. Nosotras hemos acompañado a mujeres que tomaban pastillas, que tenían DIU. La educación sexual también apunta a que la más educada va a decidir mejor. Y en realidad priorizamos que la mujer se vaya con toda la información de cada taller, que sepa a qué se va enfrentar. Parir también es riesgoso, sin embargo no hay un manto de velo como para abortar. Para nosotras el aborto no es el mal menor. Es una forma de vivir la sexualidad, de apropiarnos de nuestros cuerpos. La decisión es libre de cada mujer, hay católicas que sienten mucha culpa pero igual quieren abortar. Hay mujeres que dicen: no quiero ser madre.

¿Cómo se hacen visibles?

Hacemos intervenciones, talleres y charlas en la UNRC o en espacios culturales como Ojo de Barro. Implementamos mesas de socorro en el Andino, en las plazas, explicamos, damos folletos.

Queremos llegar a cada vez más mujeres. Tenemos un área de influencia en varias localidades al sur de Córdoba. Acá, en Río Cuarto, estamos en un panorama desolador respecto del aborto. Las mujeres no tienen otra opción que recurrir a nosotras.

¿Qué es el Oxaprost?

Cada comprimido contiene 50 mg de diclofenac y 20,2 mg de misoprostol. Es un medicamento fabricado por el laboratorio Beta. En las farmacias de Río Cuarto se consigue con receta doble (como cuando se quiere comprar un psicofármaco). El costo es de $ 3.100.

El prospecto disponible en internet describe la acción terapéutica como “agente antiinflamatorio, analgésico, antipirético, no esteroide, fármaco inhibidor de la secreción ácida gástrica y citoprotector de la mucosa gastroduodenal”. En general se indica en tratamiento de los signos y síntomas de la artritis reumatoidea y osteoartritis.

Otro párrafo del prospecto contiene la indicación “Oxaprost y Oxparost 75 están contraindicados en la embarazada. El misoprostol puede comprometer el embarazo ya que produce contracciones uterinas y puede producir interrupción del mismo. Existen reportes de Brasil sobre anomalías congénitas o muerte fetal asociadas al mal uso del misoprostol. Debe advertirse a las mujeres no embarazarse mientras estén tomando misoprostol. Si una mujer se embaraza mientras está tomando misoprostol, debe discontinuarse el uso del producto. El misoprostol induce contracciones uterinas y, en el primer trimestre del embarazo, puede ocasionar sangrado uterino y la expulsión parcial o total del producto de la concepción”.

En un sondeo realizado por este diario, dos de las cadenas principales de la ciudad no tenían en archivo este medicamento, y ante la consulta femenina, los farmacéuticos se encargaron de advertir que la receta tiene que estar firmada por un ginecóloco, “no por un traumatólogo”.

“Brindar información no es delito”
Sofía Debiasi es médica cirujana y especialista en tocoginecología. Trabaja en la salud pública. En guardias y en consultas diurnas recibe con frecuencia a mujeres que han intentado hacer un aborto o que desean hacerlo

 

Si bien la especialista reconoce que el uso de misoprostol con fines abortivos es ilegal, excepto en los casos que la ley autoriza, no desconoce su utilización.

“En las farmacias se consigue bajo el nombre de Oxaprost, que es un antiinflamatorio muy potente, que contiene diclofenac más misoprostol. En Río Cuarto tenemos acceso a este medicamento que es inhibidor de prostaglandinas para disminuir dolores y dilatación en el cuello cervical”, explica.

Las prostaglandinas son hormonas que en el trabajo de parto dilatan el cuello del útero. El semen del hombre tiene prostaglandinas naturales, por eso cuando la mujer embarazada tiene relaciones puede desencadenar el parto. “El uso médico legal permitido es mínimo, un pedacito. Hay que cortar el comprimido y sacar el diclofenac del medio”, señala.

-¿En qué casos se usa?

En casos de embarazos de 41 semanas a las que hay que inducir el parto. Otro uso es cuando tenemos embarazo detenido, viene una mujer con embarazo que no tiene latidos y como el cuello está muy maduro, con la medicación correspondiente y ecografías podemos inducir el parto. El misoprostol se usa endovaginal o por vía oral. El tratamiento dura 7 días.

-¿Se consigue sin receta?

Hay que comprarlo bajo receta. Pero sabemos que hay farmacias que lo venden sin. No debería ser así.

-¿Es efectivo?

En mujeres cuyo embarazo está detenido o anembrionado, a lo largo de una semana le ponemos pastillas y capaz que no dilató el cuello del útero. Hay mujeres que dilatan bien, se abre el cuello y no pasa nada. Hay que ponerle 15 comprimidos y no pasa nada. No hay efectividad. Depende del cuello de cada una. Es como el parto de un bebé a término, el cuello trata de resistir y contener el embarazo. No es una cuestión de número, se abre apenitas o no se les abre. No depende de la dosis sino del cuerpo de cada mujer para evitar esas hemorragias masivas.

-¿Cuál es el riesgo de usar las pastillas en casa?

El riesgo de hacerlo en tu casa es que se abra el cuello y lo mismo no se produzca la expulsión.

Se ve un montón de casos de mujeres que llegan con un trabajo de parto inducido: algunas te dicen la verdad otras no. Nosotros agradecemos a las mujeres que nos dicen, porque la cobertura antibiótica no es lo misma para el sangrado inducido que para el espontáneo.

-¿Cuál es la diferencia?

Para el aborto séptico, necesitás una cobertura más amplia. Puede que estés en tu casa y hayas sangrado un montón y creas que despediste todo, pero si no hay un médico que lo corrobore puede que esté adentro.

Legalización del aborto

“Creo que es una cuestión de educación. No se trata de ir a la farmacia y comprar la pastilla y creer que ya está. Terminan siendo prácticas riesgosas para la salud. Creo que el hecho de legalizar el aborto permitiría que las mujeres estén resguardadas en un espacio médico”, opina Debiasi.

“Vienen pacientes que me dicen: ‘Doctora, no lo quiero tener’. Y yo no puedo hacer nada porque voy presa, pero no les puedo negar la información. Brindar información no es un delito. No te pongas una sonda, no vayas a tal lado, no te metas una aguja, si vas a colocarte pastillas tené en cuenta tal aspecto… vení cuando comience la hemorragia”.

Desde sus 8 años de desempeño en la salud pública de la ciudad, Debiasi dice que nunca hubo una denuncia. “No tiene sentido que una mujer vaya presa. No es nuestro tema. Cuando está decidida a hacerlo, no le vas a cambiar de opinión, pero le pedimos que no se ponga 20 pastillas de una, le aconsejamos que la vea un médico para que no se haga más daño y decir siempre la verdad”, asegura.

-Pero las mujeres deben tener miedo a ser criminalizadas…

Yo recuerdo un caso en que sacaba un pedazo de placenta y un feto podrido y la mujer se murió sin decir nada; creo que por una cuestión social, de no decir “esta fue la que abortó”.

-¿Te han llegado consultas de mujeres de todas las edades?

Me ha tocado ver de todo. Chicas y mujeres de hasta 40 años. Mujeres universitarias, no tiene que ver con estatus social. No son sólo las pobres las que quieren abortar. El tema es que una mujer con poder económico va a tener un médico que en silencio le hace un legrado o la asesora con el uso de antibióticos. Todas las mujeres abortan, eso es real.

-¿Creés que el aborto legal puede contribuir a disminuir las muertes maternas?

Queremos copiar a los países del primer mundo y estamos lejísimos. No podemos copiar el mismo modelo de España, por ejemplo. Allá hay cobertura al 100% y acompañamiento a la mujer desde el principio. Acá hay mujeres que llegan al parto sin haberse hecho una ecografía. En Barcelona, si una mujer no quiere tener bebé es asesorada por un grupo, es una urgencia social. Cuenta con el apoyo de una asistente social que le explica procedimientos, cómo es la internación, le dejan tiempo para que piense y luego firme un consentimiento desligando responsabilidad.

También hay otro tema, vinculado a la salud del bebé. Allá no hay población con síndrome de Down. Las mujeres que se enteran a las 11 semanas, si quieren, pueden abortar. Eso me resultó chocante. Hay mujeres primerizas que abortan porque los fetos tienen alguna patología. Acá hay embarazadas que tienen fetos anencefálicos y llegan a las 40 semanas.

Entonces yo creo que el debate no es sólo de cuándo es vida y cuándo no; sí está bueno que se hable del aborto y que no se persiga a la mujer que quiere hacerse uno.

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