Tiger Woods, Russell Brand y David Duchovny son sólo algunas celebridades que se han hecho famosos, además de su trabajo, por los escándalos que han protagonizado debido a su afición al sexo.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California en Los Angeles (Ucla), los argumentos en los que estas “estrellas” aparecen catalogados como las desafortunadas víctimas de una condición patológica casi incurable pueden venirse abajo a partir de ahora.
Un grupo de investigadores de UCLA afirma en un estudio que la adicción al sexo no sería una enfermedad, para lo cual se valieron de ciertos estímulos visuales que demostraron que la mencionada adicción no es precisamente una enfermedad.
Para llegar esta conclusión, los especialistas midieron el comportamiento cerebral de 52 voluntarios (39 hombres y 13 mujeres) que tendrían problemas con la visualización de imágenes sexuales, publicó la revista Socioaffective Neuroscience and Psychology.
“Si de hecho existe hipersexualidad, la respuesta a dichos estímulos debería ser más elevada, de la misma forma que los adictos a la cocaína reaccionan con una sobrestimulación delante de imágenes de la droga”, dice científico Nicole Prause. No obstante, esto no ocurrió.
La verdad. En teoría, la adicción al sexo o hipersexualidad está caracterizada por un impulso sexual que no puede ser detenido, así como pensamientos persistentes sobre el sexo y conductas de esta índole que llegan a convertirse en un problema para quien la padece.
Prause explicó que la respuesta de los voluntarios no se debería a un trastorno real, ya que el deseo sexual no es patológico y, simple y sencillamente, se trata de un alto nivel de libido en las personas lo que hace que algunos presenten mayor deseo que otros.
“Esto es un hallazgo importante. Es la primera vez que los científicos han estudiado las respuestas cerebrales de aquellas personas que se identifican con problemas de hipersexualidad”, agregó.
Por otra parte, el estudio se empata también con el hecho de que la Asociación Americana de Psiquiatría excluyó recientemente la adicción al sexo como un trastorno en la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5), lo cual supone un replanteamiento para esta condición y su tratamiento.
A pesar de lo anterior, no son pocos los que apelan a la “adicción” para justificar la falta de control sobre sus hábitos sexuales. Como muestra está el dato dado por la cadena de noticias CBS, la cual reporta que actualmente 16 millones de ciudadanos estadounidenses padecen hipersexualidad.
Sin embargo, a pesar de echar por la borda infinidad de excusas con su estudio, los autores no desechan la posibilidad de que ciertos individuos podrían requerir ayuda para controlar su conducta sexual, pero que habría que explorar otro tipo de tratamientos además de la rehabilitación