Hace tres años perdíamos contacto con Romina Ríos. Comenzaba una intensa búsqueda que se tapaba con la harina de la chaya, una fiesta que debería ser la manifestación más franca del pueblo, pero que termina sirviendo para maquillar la impunidad.
Los gritos de su nombre se mezclaba entre la música y el festejo. Mientras nosotros la buscábamos, un policía recién egresado de la Escuela de Cadetes de la provincia la asesinaba con su arma reglamentaria, la transportaba en su moto hacia un descampado (pasando por frente de dicha institución) y la quemaba parcialmente para ocultar su crimen. Todo esto mientras La Rioja chayaba.
El asesino de Romina está preso con una pena de Reclusión Perpetua gracias a que, durante más de un año, familiares, organizaciones y vecinos autoconvocados reclamamos JUSTICIA por Romina. Tuvimos que marchar, pintar paredes, tocar tambores y gritar su nombre para que se nos escuchara y se tomara una decisión rápida al respecto.
Nosotros seguimos exigiendo JUSTICIA por las nuevas víctimas de femicidio, que se escuche a las sobrevivientes de violencia de género y se cumpla con las restricciones necesarias cuando se realiza una denuncia, que se aplique como corresponde la Ley de Educación Sexual para que desde la educación se enseñe con una perspectiva de género y así ayudar a formar relaciones más sanas, sin violencias.
Seguimos lamentando nuevos casos de violencia sin que desde el Estado se brinden respuestas concretas de fondo que solucionen estos problemas.
Que la chaya no te tape los ojos.