La historia se dio a conocer en primera instancia a través de las redes sociales, donde una prima del joven pedía que la historia se difunda. Fue entonces que El Independiente se logró contactar con los familiares de Claudio Torres Brizuela y se dirigió a su domicilio, en el barrio Las Agaves, donde él y su madre contaron la experiencia vivida.
En este sentido, señalaron que todo comenzó el viernes último, durante la segunda noche de la Chaya, más precisamente en el sector de Ranchos. Según contaron, Claudio se encontraba con un grupo de amigos cuando notó que un hombre le había robado el celular de su bolsillo, por lo que comenzó a perseguirlo. Fue entonces que el personal de Seguridad del lugar lo interceptó y, pese a las explicaciones que quiso dar, fue reducido y brutalmente golpeado. A su vez, sus amigos intentaron intervenir, pero estos los habrían amenazado con hacerles lo mismo.
Esta instancia de la historia fue reconstruida por los testimonios de los testigos, dado que Claudio no recuerda lo ocurrido, ya que los golpes habrían sido tan intensos como para dejarlo inconsciente. Sin embargo, según indicó, lo que sí recuerda fue el trato recibido en la Alcaidía de la Provincia, donde fue trasladado por “Desorden”.
“Me olvidé de todo, me desperté en la Alcaidía. Me esposaron las manos y los pies, me pusieron una remera en la cabeza para que no vea nada y me golpearon, no podía respirar”, expresó Claudio, cabizbajo, mirando las lesiones en sus muñecas, y agregó: “Había gente detenida ahí, por el 840, y ellos me dijeron que vieron cómo me pegaban patadas con las botas en la cara”.
Además, en el estremecedor relato, Torres Brizuela contó que, en un momento de su detención, fue llevado al patio de la Alcaidía para hablar a solas con un policía, quien le habría pedido que diga que fue golpeado por la Seguridad Privada del festival: “Me dijo que le estaban echando la culpa a él, pero que no había sido. Yo le dije que sí para que me deje ir”.