Redacción de RiojaLibre
Los Paros, la pérdida de calidad académica, y el altísimo caracter político y militante que habita en la Universidad, hicieron que miles de jóvenes riojanos pierdan confianza en la UNLaR, y elijan otros rumbos para formarse profesionalmente.
No se trata de una opinión subjetiva ni parcializada, sino de la cruel realidad que arrojan los números. El año pasado la UNLaR registró alrededor de 9.500 inscriptos, mientras que este año fueron 8.115 los jóvenes que escogieron la UNLaR para su carrera universitaria. Las cifras fueron confirmadas por Gustavo de la Fuente, al informar que culminó la etapa de inscripciones, tanto en Capital como en el interior de la Provincia y que comenzaron los cursillos de ingreso.
No se trata de una crisis generalizada de las Universidades, ya que las Universidades Privadas y distintos Institutos terciarios registraron un incremento en sus inscriptos. Es decir, los jóvenes riojanos están privilegiando la formación en institutos privados, en detrimento de la Universidad Nacional de La Rioja.
Amén del duro golpe de ver cómo la sociedad está perdiendo la confianza en la Universidad que comanda, ahora Calderón se enfrenta a un nuevo problema que esta caída de inscriptos trae aparejada: menos estudiantes, menos actores en el circuito económico. La baja de inscriptos afectará seriamente a la situación económica de la Casa de Altos Estudios.
¿Excelencia académica poniendo efectivos a los docentes que supuestamente nunca se la dieron? Hay que ser muy, pero muy bruto.