Una de las particularidades de esta imagen que se encuentra en La Rioja, es que fue un regalo enviado al Padre Cristian De Luque desde el mismísimo Santuario de Fátima en Lisboa, y se trata de una réplica exacta de la que se encuentra en Europa.
“Yo soy argentino pero estuve en Paraguay y ahora estoy viniéndome para este lado, hace tan poquito que llegué que todavía no he podido ir a ver al Obispo porque estoy aquí con mi mamá”, explicó el sacerdote, haciendo referencia a que la Dra. Núñez es su madre y por eso la imagen de la Virgen estaba en su casa.
Con el temor de que la imagen se perdiera o pudiera romperse, el padre Cristian se la envió, hace ya dos años, a su madre para que la cuidara. Sin embargo a su regreso, hace un par de días, se encuentra con el hecho de que de la estatua brotaban lágrimas.
De Luque también comentó que hace dos meses, la virgen ya se había manifestado de esta manera, pero no tomó estado público porque lo tomó como un mensaje más personal hacia él mismo.
Describió el episodio que se desató el martes por la noche en el estudio jurídico de la Dra. Núñez diciendo: “Estábamos acá con dos abogados más y pasaron por el lugar donde está la imagen, que estaba en una salita antes del comedor, y se encontraron con que la vio medio húmeda, se acercó y se dio con que la imagen estaba llorando”.
También detalló que colocaron la imagen en un escritorio y la secaron con algodón, pero la imagen seguía llorando. Durante esa primera noche, se quedaron haciendo una vigilia de oración y al amanecer las lágrimas seguían brotando de la imagen, al punto de mojar los pies de la Virgen.
El sacerdote también comentó que se han tomado muestras del liquido, que tiene una textura similar al del aceite, para que se realicen estudios que van a determinar de qué sustancia se trata.
Haciendo hincapié en su vocación religiosa, el Padre De Luque dijo “la Virgen nos dice que está a nuestro lado, que está adentro de nuestro corazón, que más allá de que no vamos a la iglesia, si no sabemos del todo el rosario o la Biblia, ellos viven en nuestro corazón”.