EL RELATO DE MAURA GUZMÁN
«Mi marido y mi hijo ambos médicos, estuvieron todos los días en el hospital acompañando a la familia Sbiroli y ofreciendo nuestra ayuda. De igual manera procedimos cuando decidieron trasladarlo a Buenos Aires, su padre contestó a mi marido que no había problema ante la ayuda ofrecida porque de todo se hacía cargo su obra social, inclusive del avión que lo trasladaría».
«Ese día nuestro hijo llevaba en sus brazos a Daniel al hospital en su camioneta, hasta que fue detenido, también con tratamiento psiquiátrico, sufrió y sufre de haber causado tanto dolor a su amigo y familia«.
«A Daniel y Luis los vimos en muchos oportunidades juntos e incluso compartiendo proyectos, pensando por ambos, como trabajar con el cultivo por hidroponia. Cuando mi hijo vuelve a su casa y puede contar con su teléfono mediante la necesidad de hablar con Daniel se comunica con su padre a esos fines, quienes manifiestan que no se atreva a comunicarse con Daniel, y cuando pueda hacerlo le contestó: voy hablar con vos cuando te vea preso».
«Hemos sufrido como familia muchas aprendas, pero hemos respetado el dolor de la familia Sbiroli, en silencio, por el convencimiento que la verdad siempre sale a la luz y que no fue intención de nuestro hijo causar el daño y el dolor que ustedes sienten», expresó.