Redacción de RiojaLibre
Cuando Ricardo Quintela asumió la Gobernación, aquel 10 de Diciembre de 2019 en el Superdomo, se tomó un tiempo para hablar de la Seguridad: «quiero transformar a la Policía, queremos dejar de lado a la Policía represiva para pasar a una Policía Preventiva». Ese día no lo anunció como futuro Jefe de Policía, pero en su entorno todos sabían que ese cargo tenía nombre y apellido: Rubén Garay.
Es que el sueño de una Policía preventiva y amiga de la Gente, en lugar de una Policía represiva y alejada de la gente, es un sueño compartido de Garay y Quintela. Juntos, idearon un cambio paradigmático en la Fuerza Policial, que está en plena ejecución y que -por injusticias del destino- Garay no podrá ver concretado.
No se trata de una ‘idea loca’, improvisada. Hace varios años Garay y Quintela vienen hablando y diagramando un Proyecto de Seguridad para la Provincia. Es que Rubén Garay es uno de los pocos realmente incondicionales (de esos que se cuentan con los dedos de una mano) con los que contaba el Gobernador.
En los peores tiempos de la vida política de Ricardo Quintela, quien primero aparecía, quien primero estaba para poner el hombro y prestar la oreja, era Rubén Garay. Tal es el lazo y la amistad que formaron, que Garay renunció a su cargo en la Fuerza para acompañar a sol y a sombra al Gitano.
Todo sacrificio tiene su recompensa, solo es cuestión de esperar: apenas asumido como Gobernador, Quintela modificó el reglamento para que un ‘no comisario en actividad’ pueda asumir como Jefe de Gobierno.
Hoy murió Rubén Garay. Para los riojanos, el Jefe de Policía. Para el Gobernador, un amigo incondicional con el que soñaron juntos un cambio paradigmático en la Policía. Le queda el desafío al Gitano de concretar ese sueño.