Un párrafo del escrito de una de las principales operadoras del Bosettismo es realmente lapidario: “El sistema se apropia de las cajas, del centro de cómputos, no se contrata al correo, los telegramas no llegan a quienes tienen que llegar, se cargan números convenientes y los inconvenientes no, se rompen los telegramas, se falsifican firmas, se ocupan de los contratos, pone las reglas de juego y organiza toda la velada para que el acto comicial sea, apenas, el placebo que se le brinda al ciudadano, en su orgásmica participación bienal frente a las urnas”.
Alicia Cabral embistió duramente contra Luis Beder Herrera, Héctor Durán Sabas (presidente de la Junta Electoral) y Javier Cobresí (encargado de digitalizar los datos). Te dejamos a continuación el escrito completo:
Nadie lo votaba a Casas, pero bueno, es el ganador
Estoy segura que ésta nota es políticamente incorrecta. Que quizás privilegiando nuestros intereses empresariales debería mirar hacia otro lado y pensar en abultar la cuenta bancaria. Pero por más fastidiosa e incómoda que resulte y considerando el tibio festejo en el marco de “La Gran Victoria” alcanzada por el oficialismo que catapultó a Sergio Casas cómo candidato a las elecciones generales de octubre, siento la responsabilidad social de exponer mis observaciones ante la sociedad. El fraude es también la trampa esencial de la tiranía democrática.
Quizás nuestra visión en terreno nos da una perspectiva como para aclarar lo que para algunos fueron sólo “Irregularidades” y para otros un descomunal “fraude”. Pareciera ser que el “vamos por todo” del modelo requiere del fraude para ganar una elección pero también para parecer “vigoroso y arrasador” desde el inapelable porcentaje que “Marca la Diferencia”.
La “Diferencia” entre el primero sobre el segundo debe ser por lo menos de 10 puntos si se quiere sostener el concepto de “Idea Única” que significa la gente nos eligió, es la voluntad popular indiscutible y se refuerza el relato que frena al que piensa diferente desde la sentencia: “No lo Votó Nadie”
Desde ese punto de partida; no lo votó nadie, se desprende el sentido común del que se creen dueños y declaran: “que se armen un partido y ganen una elección” si quieren gobernar, minimizando cualquier intento democrático de exponer ideas como vía de alimento de una democracia republicana cómo debería ser.
Y el fraude es también la trampa esencial de la tiranía democrática: Vota tranquilo total los números los manejos yo, de hecho la urna de Salana nunca llego por razones climáticas entre otras irregularidades.
Hoy las patrañas, manejos y des manejos del día “D” saltan a la vista porque la ciencia nos aportó mecanismos de medición mediante los cuales, en los meses previos a la elección las encuestas nos hablan a las claras sobre las direcciones del electorado. Me atrevo a decir que la verdadera elección la realiza la gente mediante las encuestas en las últimas tres semanas.
Cuando se llega a la elección, con un margen de error del + – 3%, el resultado ya está cantado porque todas las encuestas previas durante los meses anteriores van marcando con mucha exactitud la voluntad popular.
Con esto quiero decir que tres semanas antes del día de la elección los candidatos saben perfectamente bien que porcentaje lograran quién ganará y quién será el perdedor con un margen de error como dijimos anteriormente del mas, menos (+,-) 3 %. La orientación del voto se orejea desde la encuestas como en una partida de truco.
Es tanto, lo que se juega en los comicios que un oficialismo épico no puede poner en juego su poder al arbitrio en algo tan nimio como una simple elección. Muchísimo menos puede poner en juego la chance de perder y cuando los números no dan bien es el momento que deben aparecen los que legitiman un fraude. Hombres que carecen de la suficiente integridad moral como para en determinados departamentos hagan la jugada que nadie se espera.
A algunas Empresas no la contratan solamente porque tiene la posibilidad del recuento eficaz, sino porque tiene la tecnología necesaria para acomodar los números, y la imprescindible falta de transparencia como para aplicarla.
En este contexto, se llega al entendimiento de que la voluntad popular se respeta solo medianamente, y siempre que aparezca un candidato no oficial capaz de canalizarla.
Sergio Casas ganó las elecciones del 8M? El sistema se apropia de las cajas, del centro de cómputos, no se contrata al correo, los telegramas no llegan a quienes tienen que llegar, se cargan números convenientes y los inconvenientes no, se rompen los telegramas, se falsifican firmas, se ocupan de los contratos, pone las reglas de juego y organiza toda la velada para que el acto comicial sea, apenas, el placebo que se le brinda al ciudadano, en su orgásmica participación bienal frente a las urnas.
Por eso no importa tanto si se empieza dos horas más tarde si faltan presidentes de mesa, si una misma persona vota tres veces, o si no había nadie en las escuelas, total acomodamos las cifras y decimos que votaron 66.124 mil riojanos.
Por eso el aparato minimiza, hasta hacer desaparecer las denuncias de irregularidades, y la indignación se va perdiendo ante el festejo en éste caso tibio del triunfador.
“Es el poder, estúpido”, hubiera dicho el amigo; es la democracia de estos extraños sitios, dice uno, desde la desagradable infalibilidad del escepticismo.
Desde nunca quedarse callado ante la chance de expresar el descontento. Especialmente cuando lo están gobernando en supuesta democracia personas que, de demócratas, no tienen absolutamente nada.
Esto será una interna donde todos acallan sus voces y dirán para seguir limpiando y poniendo excusas que las encuestas me dieron mal. Pero señores las encuestas dieron bien, y nosotros sabemos que dieron bien, no encuestamos el fraude y no sabemos explicar lo que la gente se pregunta en un grito silencioso “Si nadie lo votaba a Sergio Casas….cómo ganó?
PD: En respaldo y reconocimiento profesional al equipo técnico de AC Consultora y al pueblo de La Rioja que siempre contestan nuestras encuestas y nos dicen la verdad.