En estos últimos días se ha registrado distintos incrementos en verduras ofrecidas al consumidor final por parte de supermercados locales. Los más significativos afecta a zapallitos, morrones y tomates. Productores adjudican el aumento a razones estacionales, aunque con muy pocos fundamentos. Entre $40 y $50 por kilo, es el precio estimado que los riojanos debemos abonar para acceder al kilo de algunas verduras.
Está muy claro también que en estos últimos tiempos, hemos cambiado nuestra forma de realizar compras de productos de la canasta básica, dado que antes todo lo comprábamos por kg (1kg de tomates por ejemplo) pero ahora la tendencia es comprar por unidad (3 tomates por ejemplo). Es por ello que recomendamos a todos los consumidores que se abstengan de consumir cualquier tipo de hortalizas que impacten incrementos, con el único fin que los precios bajen.
El efecto buscado es sencillo. Cuando se deja de comprar un producto se logra que la cadena de comercialización se resienta, por lo que deberán necesariamente retrotraer sus conductas, a fin de evitar sus pérdidas y el reemplazo de su producto por los sustitutos. Estas conductas, nos demuestra cada día que todas las acciones o medidas tomadas para poder contrarrestar la inflación “fracasaron” (como lo fue el congelamiento de precios de los 500 productos, del combustible y del pan). Lo más penoso es que a pesar de tener los instrumentos necesarios para realizar controles estrictos tendientes a revertir la situación, por parte de las autoridades competentes, estos fueron exiguos, casi nulos y débiles que dieron como resultado a verdaderas zonas liberadas a la hora de aplicarse cualquier tipo de agregado en los productos mencionados.
POR LA INFLACION NI LOS “LIBROS” SE SALVARON
Otro capítulo aparte se merece señalar lo ocurrido en materia “precios” en lo que fue la “Feria del Libro”. Como se desempeña todos los años, este no fue la excepción, se realizo con normalidad y concurrencia una nueva edición de este singular e importante evento. Lo cierto es que concurrencia no es directamente proporcional con las ventas. Este año en materia de precios de los libros ofrecidos por las distintas editoriales y/o libreros, han tenido un significativo aumento por lo que impacto directamente en la caída de las ventas del mencionado producto y por ello el descontento generalizado por parte de los vendedores.
Se podía observar los más variados precios que van desde los $200 a $700 los libros de literatura clásica, infantiles, novelas y otros géneros. Los más caros son los que corresponden a bibliografía de investigación o dirigida para profesionales (medicina, ingeniería, abogacía, etc.) que su precio superan los $1.000 y es por ello que algunos ofrecen financiación en su compra. También ofrecen distintas promociones que no exceden los $50 en revistas didácticas o cuentos que no llegan a ser libros.
Por ello, la “Inflación” hace que muchas personas prefieren acudir a Internet u otros servicios electrónicos o bien al servicio de fotocopiado, que es ilegal y abre el camino para que la piratería de libros llegue a niveles escandalosos