Huevazos, harina, polenta, kétchup, pintura y otros preparados repugnantes ahora podrán ser “disparados a discreción” a los arquitectos que egresen de la Universidad Nacional de Córdoba.
Y es que para evitar los crónicos problemas y enojos de las autoridades generados por esos enchastres, integrantes del Centro de Estudiantes de esa unidad académica construyeron el primer “Chanchódromo” del país, un espacio especialmente diseñado para desarrollar los tradicionales festejos sin sufrir “daños colaterales”.
Dos pájaros de un tiro. “Se nos ocurrió proponer a las autoridades unas jornadas constructivas para desarrollar un playón de recibidos, que la experiencia sirva a los alumnos para complementar lo estudiado con prácticas de construcciones en tamaño real. La idea fue aceptada y largamos”, cuenta a Día a Día Sebastián Almada, secretario de Construcciones del centro de estudiantes que impulsó la iniciativa y le puso el cuerpo a la obra los primeros días de trabajo.
El trabajo, realizado integramente por alumnos, empezó a mediados de mayo con la nivelación del terreno y –dicen– terminará hoy martes con el desencofrado.
“En las jornadas constructivas comenzamos siendo dos personas nomás, pero no tardaron en sumarse más estudiantes. Incluso algunos salían de cursar, dejaban la mochila bajo un árbol y se entusiasmaban con la actividad”, relata Almada, tras aclarar que la obra podrá ser “inaugurada” con las tesis que se rindan la semana que viene. “El playón mide cuatro metros de ancho por seis de largo. Básicamente, es un contrapiso de hormigón no alisado, para que no se torne resbaloso. La explanada tiene además una zanja sanitaria rellena de granza, granzilla y arena, (ver aparte) por donde se escurran las sustancias sin causar olor”, aclaró el dirigente estudiantil, tras indicar que la mezcla no fue coloreada. “La idea es que vaya tomando las tonalidades de los engrudos que caigan ahí”, explicaron los ocurrentes constructores.
Egresómetros para todos. La iniciativa del Centro de Estudiantes de Arquitectura es sólo un “botón de muestra” del proyecto presentado por Franja Morada en el Consejo Superior de la Universidad, para que se construyan este tipo de “egresómetros” (según los llaman ellos mismos) en otras unidades académicas.
“Lo que queremos en definitiva es poder seguir con una tradición muy popular entre los chicos: hay facultades en las que ese tipo de festejos está prohibido y los egresados son sancionados por recibir huevazos en la cabeza”, argumentó Florencia Cesaretti, dirigente estudiantil de la agrupación.
La propuesta apunta a que varias facultades puedan utilizar un solo playón que les quede próximo. “De esa manera evitaríamos las molestias que causa el tradicional festejo a otros estudiantes, y también algunos accidentes generados por el engrudo en el piso”, sostuvo Cesaretti, tras lo cual se mostró confiada en que el proyecto pueda desarrollarse en las Facus céntricas, las más afectadas por los festejos “cochinos”.
La consiliaria dio por descontado que el resto de las representaciones estudiantiles adhieran a la iniciativa, y aseguró que incluso los decanos podrían sumarse, ya que solucionaría uno de los problemas habituales de las instalaciones universitarias.