Redacción de RiojaLibre
Están ubicadas a 36 Kilómetros de Aimogasta (unos 20 minutos de viaje en auto) y son recomendadas por todos los lugareños. A la hora de la típica pregunta de un turista (‘¿Qué lugar nos recomendás conocer?’), Santa Teresita siempre aparece en el podio de las respuestas, y en un 75% es la primer alternativa que dan los lugareños.
Ante ese panorama, nos resultó casi una obligación conocer un lugar tan preciado por los propios aimogasteños. Al llegar, el lugar no defrauda para nada; por el contrario, inspira una paz y tranquilidad incluso antes de ingresar. Antes de pasar la puerta de entrada, un cartel con todas los servicios e instalaciones que se pueden disfrutar (piletas, aguas termales, spa, habitaciones, bar comedor, etc).
El costo de la entrada para disfrutar todas las piletas es de 60 pesos por persona. Como se puede observar en las fotografías (en nuestra galería de imágenes, al final de la nota), al predio no hace falta ‘venderlo’. Dos piletas con aguas termales dentro de la carpa, con otra piscina de mayor tamaño. Fuera de la Carpa, varias piletas al aire libre, algunas de ellas de pie y/o con chorros masajeadores.
Esa es una parte de las Termas Santa Teresita en la que sería hiper exigente reprochar algo, pero existe otra: la deficitaria atención. Apenas ingresamos nos atiende una señorita ‘muy callada’. Robándole las palabras, se nos informa con monosílabos que ‘los spa no están disponibles’, tampoco el Comedor; «solo las piletas».
Se ven unas cremas y aceites sobre le mostrados que ‘nunca fueron ofrecidas’. Preguntamos si ‘pueden comprarse’ y nos dicen que si. Sin mucha certeza sobre el resultado o las bondades de cada una, decidimos comprar algunas. Son bastantes costosas, pero lo más sorprendente fue la reacción de la ‘vendedora’. Una de las cremas cuesta $320, la compramos y antes de entregarla nos frena, nos vuelve a mostrar el precio y nos pregunta: «¿seguros?». Lejos de intentar vender las cremas y el aceita, la posición de la ‘vendedora’ parecía convencernos de que no paguemos ‘tanto’ por las cremas.
También afinando a fondo el oído (realmente no tenía ganas de hablar), descubrimos que el comedor cerraba a las 14:30 hs (nosotros llegamos a las 14:50hs). Casi con temos, preguntamos si podemos comprar una bebida para pasar a las piletas; el resultado es afirmativos. Precios relativamente normales, similares a un Restaurante (Fanta de 2 lts $32, Cerveza $35).
Una vez adentro del predio de piletas, nos dirigimos al Baño para cambiarnos. No es muy confortable. Pero lo peor son las condiciones sanitarias en las que se encuentra. Miren con sus propios ojos:
Al salir vemos unas camillas para SPA, habitaciones, carteles promocionando masajes. No podemos contarte mucho sobre eso, quienes nos atendieron no nos informaron nada al respecto.
Conclusión: Si podés, tenés que ir. Realmente es un lugar paradisíaco; tanto, que hace olvidar la mala atención.
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