El País entero está bajo una sensación creciente de inestabilidad; el pánico y temor asoman la cabeza y los recuerdos del 2001 vuelven a atormentar a todos los argentinos. Un paro total de la Fuerza Policial en Córdoba -él día martes- originó una serie escalonada de conflicto sociales en todas las Provincias. En Córdoba, el caos fue inevitable; lo sucedido en la madrugada del miércoles superó ampliamente a lo ocurrido en Diciembre de 2001. En La Rioja la situación fue distinta: la celeridad del Gobierno Provincial logró que el conflicto se destrabe rápidamente, y –salvos casos aislados (cuatro, para ser más precisos)- no hubo incidentes que lamentar.
El análisis político de lo sucedido nos indica que el incipiente conflicto nos sirvió para aseverar que el liderazgo de Luis Beder Herrera sigue intacto. Luego de las dos elecciones (PASO y 27O), un sector radicalizado de la oposición quiere instaurar una sensación de debilidad política en el Gobernador; y un conflicto social podría haber servido de disparador para acentuar esa ‘sensación’. Sin embargo, la realidad demostró lo contrario: de todas las Provincias a las que afectó la Protesta Policial, La Rioja fue la que mejor reaccionó y en la que menos incidentes hubo que lamentar. ¿Puede –acaso- un Gobernador débil lograr ese mérito?
El Por qué
Algo debe quedar bien claro: el Gobierno Provincial no fue el principal responsable del malestar que afectó a los policías para llevar a cabo la Protesta. Sin el conflicto en Córdoba, dicho reclamo no hubiese existido. En otras palabras, en un idioma más callejero, podría asegurarse que Beder Herrera (como otros muchos gobernadores con el correr de los días) se ‘ligó un problema de arriba’. Pero –muchas veces- en Política lo importante no es buscar ‘culpables’, sino hallar soluciones.
Habiendo pasado ya la Protesta de los policías en La Rioja, resulta interesante indagar en las causas del por qué un incipiente conflicto social –afortunadamente- no prosperó. Indudablemente, el acercamiento que el Gobernador inició con el Intendente capitalino fue trascendental y determinante. Revisando la historia argentina, encontramos bastos ejemplos donde un conflicto comienza por una causa particular, y –por el malestar de la sociedad- se va propagando hasta terminar en un caos incontrolable que culmina con la renuncia de la máxima autoridad ejecutiva (Gobernador o Presidente).
En La Rioja, la ciudadanía se siente representada –en su gran mayoría- por dos fuerzas: Bederismo y Quintelismo. El conflicto de la Policía podría haber tenido otro final si el espacio que responde al Intendente hubiera entrado en acción; esa premisa es tan polémica como cierta. Consecuentemente, debemos destacar que si el quintelismo no participó de la protesta y sus secuelas (como era de esperar, el reclamo policial desencadenó varias protestas de otros gremios), es por los tiempos de ‘concordia’ que profesan los dos máximos líderes políticos de la Provincia.
A estas alturas, es indiscutible que Beder Herrera decidió poner fin a su enemistad con Ricardo Quintela. Más allá de algunas señales que así lo insinuaban en las redes sociales por parte de algunos de sus máximos referentes, se concretaron tres gestos políticos que confirman el acercamiento:
- Reunión de los Concejales con el Gobernador. El Viernes 29 de Noviembre, ediles capitalino (entre ellos dos ultra quintelistas) fueron recibidos por el Gobernador en Casa de Gobierno. Ese debiera ser tomado como el punto de partida oficial en la reconciliación entre Bederismo y Quintelismo. Ocho días después, la reunión se repitió; esta vez en la Finca de Luis Beder Herrera. En un Clima más que amigable, el Gobernador hospedó a Harry Pérez, Alcira Brizuela, Gonzalo Brizuela y Heber Sirerol; también estuvieron Alberto Paredes Urquiza, Néstor Bosetti y Ariel Puy Soria.
- Horas después del primer encuentro con los Concejales, el Gobernador declaró públicamente: “Antes de irme, quiero dejar sancionada la Ley de Coparticipación Municipal”. Vale recordar que la Coparticipación fue la verdadera causa del distanciamiento de Quintela con Beder Herrera, allá por Febrero de 2012.
- El Jueves al mediodía, el Ministro de Hacienda –Ricardo Guerra- recibió a la Secretaria de Hacienda Municipal –Claudia Ortiz-, para escuchar las urgentes necesidades que padece el Palacio Ramírez de Velasco.
Con semejantes gestos de acercamiento, resulta ilógico que el Quintelismo participe de una Movilización Popular contra el Gobernador; por el contrario, es inminente una reunión entre el Gobernador y el Intendente. Debe agregarse –entonces- la admirable capacidad de visión y lectura política de Beder Herrera para anticipar el clima tenso que se viviría en estos meses. Seguramente, si mantenía el profundo distanciamiento con el Intendente, los daños colaterales de la Protesta Policial habrían sido sustancialmente más graves.
Voceros Bederistas
El Bederismo es una fuerza que contiene e incluye a varios espacios políticos, cada uno con sus respectivos líderes. Otro aspecto que pudimos dilucidar con la Protesta Policial es cuál de esos espacios pisa más fuerte dentro del Gobierno. Cuando las ‘papas queman’ se ven quienes verdaderamente tienen peso para ponerse el ‘espacio’ al hombro y representar la voz del Gobernador; en esta ocasión deben remarcarse tres nombres: Néstor Bosetti, Pichi Solorza y Juan Luna Corzo.
Desde el inicio de la protesta (jueves a las 21 horas) hasta el ansiado acuerdo (viernes a las 6:30hs), estos tres funcionarios fueron quienes negociaron minuto a minuto con las autoridades policiales sublevadas. Si tenemos en cuenta sus cargos (Ministro de Infraestructura, Secretario de Prensa y Ministro de Salud), descubrimos que no estuvieron ahí por congruencia funcional; sino debido a un expreso pedido del Gobernador por representar su voluntad.
Las principales críticas a De la Sota apuntaron a su tardía reacción para frenar el Conflicto; en La Rioja, los funcionarios a cargo de las negociaciones tuvieron la celeridad necesaria para que la Protesta no pase a mayores. Durante toda la madrugada, oficiaron de mediadores entre los reclamos de los policías y las concesiones que podía realizar Ricardo Guerra. Finalmente, hubo acuerdo a tiempo y no hizo falta la intervención de la Nación, ni se tuvo que lamentar grandes desmanes o muertes, como en otras Provincias. A su vez, no deja de sorprender algunas ausencias en las negociaciones: Alberto Paredes Urquiza.
Pasó un conflicto social que generó grandes daños en algunas Provincias (Córoda, Entre Ríos, Catamarca) y promete secuelas aún mayores en otras (Buenos Aires y Santa Fe). En La Rioja, solo se recordará como un reclamo salarial. No solo el Gobernador y su equipo fueron los baluartes. Más allá del inentendible e irresponsable deseo de algunos medios de comunicación de invocar a la violencia y anarquía, la ciudadanía riojana demostró tener una madurez y compromiso social con el ‘bien común’ envidiables por otras Provincias.
0
0
