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Los partidos se jugaron en una cancha con césped artificial de Berlín y, en cuanto a las tácticas, parece que imperó el juego limpio: a pesar de las faltas cometidas, las mujeres se lo tomaron con buen humor.
Desde la tribuna, los fanáticos iban apostando por sus equipos favoritos mientras bebían cerveza y gritaban palabras de aliento.
La duda que podría surgir es que, si la mayoría no lucía sus respectivas camisetas ¿cómo sabían quiénes eran del mismo equipo?
La clave estuvo en las medias. El reglamento establecía que las jugadoras podían estar desnudas, siempre y cuando llevaran los calcetines correspondientes a su equipo.
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