Redacción de RiojaLibre
Hasta no hace muchos días, eran varios los que imaginaban un 2019 con un mano a mano entre Julio Martínez y Luis Beder Herrera. En ese escenario, el ex Gobernador debía competir contra un solo candidato que aglutine todo el ‘antibederismo’. Hoy, luego de la renuncia de Ricardo Guerra, y de las especulaciones que rondan sobre su pérdida de poder en varios ámbitos, ya no solo es Julio Martínez quien ‘se anima’ a competirle, sino que Alberto Paredes Urquiza e incluso varios funcionarios y dirigentes dentro del oficialismo provincial tienen serias intenciones de hacerlo.
Hasta hace algunas semanas, Beder Herrera era un ‘todopoderoso’ al que se le temía competirle. El Intendente capitalino cree (o creía) que el único dirigente al que no puede vencer es a Luis Beder Herrera, por eso insiste que mientras él esté en el PJ, su retorno no es viable. De igual manera se pensaba dentro del partido: ‘si Beder es candidato, no hay internas’. Hoy la situación parece haber cambiado: tanto APU como Quintela y demás referentes del PJ ven a un Luis Beder Herrera debilitado, al que ahora sí se animan a competirle en las urnas.
El enfoque debe ser matemático. Beder Herrera ha acaparado el escenario político riojano, a tal punto de superar cualquier tipo de convicción partidaria o ideológica a la hora de diputar los votos. Según se ha estudiado en las últimas encuestas y elecciones, mayormente el elector define su voto por su adhesión u oposición a Beder; ya no importa si sos peronista o radical, si sos de derecha o de izquierda y ni siquiera si sos macrista o antimacrista; la figura determinante es la de Beder Herrera. Al respecto, vale recordar que en varios puntos estratégicos de la Ciudad de La Rioja Cambiemos hizo campaña con la frase ‘Menem es Beder’.
Ese antibederismo se concentra en la Ciudad de La Rioja, que representa el 50% del electorado provincial. Y es aquí donde debe aparecer el análisis matemático: si hay un solo candidato que se denomina ‘antibederista’ (Julio Martínez), será el único que se lleve el 60 o 65 por ciento de los votos de aquellos capitalinos que tienen una imagen negativa del ex Gobernador. Ahora bien, si además de Mashasha, se ‘animan’ a salir a jugar Paredes Urquiza, Ricardo Quintela y Teresita Madera, ese 65% debe dividirse por tres o cuatro.
Ahora el antibederismo no solo está en la oposición (Mashasha) y en el Municipio (APU), sino también en el Gobierno Provincial (Puy-Quintela-Casas-Madera-Rejal-Mercado Luna). Mientras, Beder sigue manteniendo su piso de 20 a 25%.
Con ese escenario en Capital, en el Interior el ex Gobernador logra la ventaja que define la elección. No hay dirigente político en La Rioja que tenga el nivel de conocimiento que ostenta Beder Herrera, que conoce –literalmente- todos los rincones de la Provincia. Beder nunca dejó de ‘recorrer’ la Provincia, no perdió el contacto con el vecino, no padeció ostracismo político. A Beder no le hace falta una inversión millonaria en la Campaña para que ‘lo conozcan’.
Quizás sea cierto que Beder ha perdido alguna cuota de poder, que provoca la irreverencia de varios dirigentes que le juraban lealtad. Pero en un análisis estrictamente matemático es mejor un Beder ‘debilitado’ que sostenga un 30% de intención de voto, pero enfrentando a tres o cuatro candidatos que se repartan el 70% restante; a un Beder superpoderoso con un 45% de intención de voto, pero que pierda a un solo candidato que aglutine el 55% antibederista.
Consecuentemente, aunque parezca contradictorio, no es tan erróneo pensar que mientras peor le vaya a Beder, y provoque que más potables candidatos se ‘le animen’ a competir, más chances tiene de volver a la Casa de las Tejas.