Luego de mantener un intenso cruce con Denise Dumas en vivo y de aclarar mediante las redes sociales varias declaraciones sobre su relación con el Kun Agüero, la cantante se explayó con varios tuits.
Tras el enfrentamiento en Hay que ver, la cantante publicó una profunda reflexión sobre los tratos que siente que recibió por parte de la prensa, que incluyen bullying por su figura y constantes críticas que la llevaron a una profunda tristeza: “Por mi hija y por todo aquel que ve la tele y se siente mal como me sentí yo cuando se burlaban y me faltaban el respeto”.
“Solo mi mama y mis íntimos saben que quise morirme de tristeza. Que lograron que me odie por completo, que sentía bronca cuando inventaban y yo no tenía el valor para enfrentarlos. Porque a pesar de mostrarme fuerte me la pasaba llorando de la bronca. Y junté, y cuando me sentí capaz, hablé. ¿Y hoy todos se asombran?”, expresó Karina ante la sorpresa de su enojo con Dumas.
En referencia a las críticas sobre su peso, agregó: “A mí, que tengo un cuerpo normal, me decían gorda y se reían de mí. No saben lo que yo lloré, ¿y qué queda para los que sí lo son, eh? ¿No piensan? ¿Quién los hizo sentir superiores a otros? ¿Quién les dio el derecho de lastimar?”.
En ese sentido, profundizó que “se quejan de la violencia, de los haters pero viven incentivando eso riéndose de la gente” y apuntó directamente a los medios de comunicación audiovisual: “¿Y qué queda para los que están sufriendo por no cumplir con el estereotipo de la tele? Ya es hora que cambien el mensaje, ¿no?”.
Karina enumeró uno por uno los aspectos que considera necesario tener en cuenta: “Que nadie es más que nadie y que podrá gustarte o no el otro pero eso no te da derecho a rebajarlo, o faltarte el respeto. Que podemos hablar pero tratándonos bien y que si los demás no están hechos a nuestro gusto o antojo, tenemos que aceptarlos igual. Que tu derecho de hablar termina en donde empieza el derecho del otro a ser respetado».
«Que un flaco hermoso puede ser exitoso ¡y un gordo también! Que si uno encabeza una obra y el otro canta cumbia, que si es rico o si es pobre, que si es doctor o trabaja de limpieza, ¡somos todos iguales! Y nadie es más que nadie. Y que si uno empezó a hablar no es porque ahora es soberbio, o se sube a un pony o cambió. Tal vez se cansó. Y no hay nada mejor que pedir respeto haciéndolo con respeto”.