La semana próxima pasada, en el edifico del Centro Cultural ‘Joaquín Víctor González’, se habrían vivido algunos hechos extraños, sin explicación lógica.
El relato realizado a EL INDEPENDIENTE, por parte del director del Colegio Provincial de Chepes, José Amado y el sereno del Centro Cultural, Ariel Flores, quien además se desempeña como personal de Servicios Generales, atónitos, explicaba que “el sereno se encontraba sentado en horas de la madrugada, ocupando su lugar de trabajo, cuando dos personas de sexo femenino le solicitaron ingresar a los sanitarios, ya que tenían una emergencia y requerían el uso de los baños”.
“Una de ellas –siguió el director–, con el aval del sereno, pasó al interior del SUM, la otra se quedó dialogando con el sereno, ya que los baños se encuentran detrás del escenario que tiene el lugar, regresando algunos minutos después con las manos llenas de ‘grasa’, de las que comúnmente se utilizan para lubricar las cadenas de bicicletas y motos”.
Al juntarse la mujer con el hombre y su amiga, que habían quedado en el exterior del edificio, solicitó un poco de detergente para lavarse las manos, y como no había en ese momento, Flores le brindó un trapo de los que se usan para la cocina, con lo cual se limpió las manos.
Al observar este panorama, tanto el sereno como la amiga, le habrían consultado los motivos por los cuales se encontraba de esa forma, a lo que la mujer respondió que «intenté ayudar a un joven que se encontraba dentro del SUM, a colocar la cadena de la bicicleta, ya que se le había salido, pero fue en vano».
A Flores le resultó muy extraño el relato, ya que todo el edificio se encontraba totalmente cerrado, y no había posibilidades de que alguien ingresara al lugar, dado que la única entrada era donde él permanecía, el único acceso al centro, era la puerta principal, que fue por donde ingresó la dama a los sanitarios.
Ante la sorpresa y acompañado por las dos mujeres, ingresaron al Salón de Usos Múltiples, no encontrando absolutamente a nadie en el lugar, ni un solo rastro de que alguien pudiera haber transitado, y mucho menos pasado con una bicicleta, además, corroboró que todas las ventanas, puertas y aberturas estaban herméticamente cerradas.
La mujer que había ingresado a los baños, al comprobar la situación vivida, se habría desmayado ya que aseguraba haber ayudado a un joven en una bicicleta de BMX, que tendría entre 14 a 15 años y que estaba en el interior del SUM.
Amado y Flores, también contaron que “la segunda situación extraña se habría dado con las luces del Centro, que se apagarían sin que nadie baje las llaves de los tableros eléctricos, es más, cuando la persona encargada se dirige al lugar para chequear lo que acontece, las llaves térmicas, como por arte de magia regresarían a su posición de encendido”.
Ante estas “raras” situaciones, el sereno y el director se apersonaron a la parroquia a conversar con el sacerdote Gonzalo Llorente, para consultarlo sobre lo que estaba sucediendo y buscar en lo espiritual, una respuesta y solución a todo lo acontecido.