En la mañana de este jueves, previo a la etapa de alegatos o discusión final, se escuchó la palabra de Mirta Collante, mamá de Marito, y Matías Oliva, acusado por la muerte del joven Taboada.
En la oportunidad Collante expresó, “es muy difícil hablar, quiero justicia. Mi hijo fue un chico bueno, trabajador, honesto, incapaz de faltarle el respeto a nadie. Un chico con valores, asi lo criamos con Mario su papá. Éramos felices, tres personas felices. Como lo manifesté anteriormente, quería jubilarme para disfrutar de mi familia, era lo mejor que tenía. Pero de pronto, aquel fatídico 23 de mayo de 2014 le quitaron la vida impunemente sind arle la posibilidad de vivir, sin darle una chance o alternativa como quedó demostrado en este juicio”.
Entre lágrimas y muy conmovida, Collante señaló “solo pido una condena ejemplificadora para quién lo asesinó y participaron, para todos los que conspiraron para este crimen. Este crimen que no quede impune, esto me llevó a la lucha de siete años y siete meses para llegar a este juicio”.
Sobre el caso
Mario Roberto Taboada tenía 26 años y encontraron su cuerpo cerca de una zona de boliches de la capital riojana «El Pinar», el 24 de mayo de 2014. La autopsia determinó que lo que desencadenó su muerte fue la acción de las sustancias tóxicas que le inyectaron al joven lo que le provocaron un edema agudo de pulmón.
Palabras de Oliva
En una parte de su relato, Oliva manifestó que tanto él como Mario Taboada se «inyectaron», «no sé el tiempo exacto que pasó, cuando esto empezó era una rayita de la jeringa, después fueron dos, en un momento cuando él me habla no le puedo seguir el hilo de la conversación, yo me doy vuelta y lo veo que está preparando de vuelta, pero cuando se quiere poner no apreta la jeringa».
«Cuando yo veo que él se apreta veo que se le hace una pelota, como una ampolla grande, yo atiné a ponerle la mano en el brazo, fue tan rápido que ni siquiera sacó, quedó con la aguja colgando. Le saqué, lo miré y él respiraba, estaba apoyado con los ojos cerrados, pero respiraba».
En otra parte del testimonio el imputado indicó «no erámos adictos, no era que no podiamos estar sin estar consumiendo cosas».
«Mario era tal cual lo describe doña Mirta, responsable, él nunca te iba a venir con algo que te meta en problema, era respetuoso, evitaba el problema».
«Cuando yo veo que él se apreta veo que se le hace una pelota, como una ampolla grande, yo atiné a ponerle la mano en el brazo, fue tan rápido que ni siquiera sacó, quedó con la aguja colgando. Le saqué, lo miré y el respiraba, estaba apoyado con los ojos cerrados pero respiraba».
«Yo me quedé esperando que pasé el tiempo, yo lo hablé, lo toqué del hombro, me acerqué y le puse el oído en la nariz y no sentí que respiraba, lo moví, empecé a ver que había mucha gente a fuera, junté todas las cosas, prendí el auto. Pasó de ser una percadía a estar muerto».