Wilson estaba preocupado porque su hermana tenía que jurar la bandera y la enseña estaba muy desgastada. Y tuvo un gesto fenomenal: usó sus ahorros para comprar una nueva y llevarla a su escuela, la Eloy Gómez, de esa localidad del Valle de Calamuchita.
La historia se hizo conocida este jueves, luego de que la publicara el diario La Voz.
“Lo hice porque estaba rota y llegaba el día del juramento”, respondió Wilson a ese diario, con simpleza y lógica, sobre la motivación de su acción.
«Vendo algodones de azúcar en los partidos de fútbol, junté 65 pesos y se los di a la señora que me lleva al colegio, para que me comprara la bandera», dijo el muchacho.
“La cancha queda cerca de su casa, por eso vende copos de azúcar, para sus gastos, y de ahí sacó para la Bandera”, contó su maestra Giselle Canziani. “Otro chico quizás lo hubiese gastado en golosinas o en un juguete”, destacó la docente.
En el acto por el Día de la Bandera realizado ayer en el patio de la pequeña escuela rural, el reconocimiento que se hizo al estudiante constituyó el momento más sentido.
“El gesto nos llenó de orgullo y emoción, es un ejemplo de identidad nacional”, valoró Graciela Molinero, directora de la escuela rural ubicada fuera del radio urbano de Villa General Belgrano. El colegio tiene sólo 136 alumnos y los hermanitos Acosta hace apenas algunos meses que se incorporaron.
Humildad. Este jueves, en diálogo con Cadena 3, la mamá de Wilson contó la historia de su familia, en la que el niño es uno de los 8 hijos que tiene.
«Vinimos acá por el accidente de uno de mis hijos, y nos quedamos nomás. Estamos luchando por salir adelante, por eso es que los chicos venden cosas para juntar plata», dijo Anuncia Díaz, la mamá de Wilson.
La Provincia, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ayudará a la familia, tras conocer la historia y las necesidades por las que pasan.
¡GRANDE WILSON!