Redacción de RiojaLibre
Diarios catamarqueños alertan a los ciudadanos sobre la nueva modalidad de estafa con criptomonedas. Se trata de la reestructuración de las inversiones, con las que el inversor pierde indefectiblemente parte de lo invertido.
Este es el mensaje con el que los ‘tradding’ les avisan a sus inversores:
Ahemar Capital ya cosecha varias denuncias por estafas en Catamarca:
Mendoza fue otra de las Provincias donde Adhemar Capital estafó a miles de inversores en Criptomonedas. Por ello, si aquí en La Rioja escuchás nombrar a Adhemar Capital corré rápido antes de que te empiecen a robar tus ahorros:
Adhemar Capital, el trader en criptomonedas que estafó a docenas de mendocinos
Es increíble. No termina de sucumbir una estafa que aparecen diez nuevas. Nu Skin, Telar de la Abundancia, Ganancias Deportivas, Omega Pro, Intense Live, Our Ranch. Son solo algunas de las que este periodista deschavó en los últimos años.
Y ahora apareció otra nueva, directo de Catamarca, ahora con oficinas en Córdoba, La Rioja y Tucumán: se llama Adhemar Capital y ya dejó a varios mendocinos en la lona. La mayoría de los cuales se contactó con Diario Mendoza Today para vomitar su bronca.
A todos los timaron de la misma manera: les prometieron ganancias astronómicas derivadas de una “mínima” inversión en criptomonedas.
Lo curioso es que el lanzamiento fue hace pocas semanas. Y los primeros señalamientos aparecieron antes que en otros engaños. El lanzamiento oficial fue a todo trapo, para generar confianza.
Allí, Edgar Adhemar Bacchiani, el fundador de Adhemar Capital, estuvo acompañado por los ex-campeones del mundo Ubaldo “el Pato” Fillol, y Héctor “el Negro” Enrique. También dio el presente “el Burrito” Ortega, ídolo del club y campeón de la Libertadores del ‘96.
La velada fue coronada por la bailarina Mora Godoy, quien dedicó a los presentes un tango e invitó al propio Adhemar Bacchiani a bailar.
Pero el brillo y glamour duró poco: hoy en día, son decenas las personas que acusan haber sido estafadas por este último. Incluso de otros países, como Venezuela y España.
No debería sorprender. O sí, porque ya son demasiados los negocios que prometen millones en poco tiempo y que terminan dejando sin dinero a sus “asociados”.
Ya lo dice una vieja frase del saber popular: “Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.
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