Pasó el mundial, pasó agosto (a quienes muchos señalaban como el ‘mes de las definiciones’) y el escenario político pre electoral riojano no tiene movimientos decisivos. Más allá de muchas idas y vuelta en el segundo plano, los máximos líderes de la Provincia deciden esperar y no mover sus fichas. El Gobernador, el Intendente capitalino y el principal referente de la oposición se alejan de aquel precepto que indica que “quien pega primero pega dos veces” y –por el contrario- se arman de paciencia esperando que sea ‘el otro’ quien se defina primero.
Hoy, el esquema es muy parecido al de marzo: tres personas que piensan en la Gobernación, dos de ellas con principios totalmente antagónicos (y –por lo tanto- imposible de acercarse), y el restante con la posibilidad de diálogo con estos dos referentes antagónicos. Es decir: Beder Herrera y Julio Martínez (acuerdo imposible entre ambos) y Ricardo Quintela, con diálogo abierto tanto con el Gobernador como con el radical.
Más allá de lo que digan la infinidad de encuestas –verdaderas y falsas- que andan dando vueltas, Quintela posee una luz de ventaja sobre sus contrincantes: tener la hipotética posibilidad de acordar con ambos sectores. Los sondeos martinistas dan al radical primero, seguido por Quintela y –mucho más atrás- al Gobernador; las encuestas quintelistas dan primero al Intendente, seguido de cerca por Martínez y –bien alejado- el candidato del Gobernador; y los estudios bederistas (menos creíbles, por cierto) dan un empate técnico entre Beder o su candidato con Martínez y al Intendente mirando desde abajo. Es debido a esta insólita variación en los resultados dependiendo de quién encargue el sondeo, que cualquier encuesta carece de real credibilidad al respecto.
La ventaja del Gitano
Existen dos premisas que ningún sector ni dirigente puede refutar: 1. Beder hará lo imposible para que el radicalismo no llegue al Poder. 2. Julio Martínez está dispuesto a muchas cosas para arribar a la gobernación, menos a pactar o acordar con Luis Beder Herrera.
En el análisis exhaustivo de esas premisas radica la preeminencia que hace dormir tranquilo a Ricardo Quintela. A pesar de las operaciones mediáticas y/o políticas de algunos sectores que profesan la división del peronismo, es arduo sabido que sin el quintelismo en sus filas, el justicialismo perderá el poder a manos de Fuerza Cívica Riojana. Quintela utiliza políticamente esa realidad para –implícitamente- amenazar al Gobernador: “si los mesistas siguen operando y me siguen denostando, me hago a un lado y comienzo a trabajar en un frente amplio con otros sectores de la oposición”. Históricamente, el peronismo ha sido frentista, no será la primera –ni la última vez- que un dirigente peronista (nadie duda que el Intendente capitalino lo es) tome ese camino para llegar al poder.
Ahora bien, veamos por qué cada líder no se decide y prefiere eserar:
Julio Martínez. Si se ‘corta solo’ y lanza su candidatura prematuramente, ‘ayudará’ al peronismo a concretar su unidad. Como ya dijimos anteriormente, Fuerza Cívica Riojana sabe que con que Quintela y Beder Herrera unidos, sus chances se reducen considerablemente, al punto de transformar la victoria en una utopía. Por otro lado, si oficializa su intención de sumar a Ricardo Quintela a su frente, lo haría consciente de que el Gitano no está dispuesto a ser candidato a vice, por lo que resignaría la Gobernación; corriendo el riesgo -además- de quedar en ridículo ante la posibiliad de Unidad en el Peronismo. A sabiendas de ello, solo se limita a hacer fuerzas (incluyendo declaraciones ¿inocentes? de Inés Brizuela y Doria) para que la unidad del PJ no se concrete.
Ricardo Quintela. La preferencia del Intendente es llegar a la Gobernación con la Unidad del PJ, así lo ha manifestado desde principios de año. Sin embargo, si los ‘divisionistas’ terminan imponiéndose en el Bederismo, no descarta la conformación de un frente amplio. Quizás el mayor mérito de Quintela haya sido mantener, a pesar ser posibles contincantes, puentes abiertos con ambos sectores. Esperará la decisión final de Luis Beder Herrera para actuar en consecuencia. De los tres, es a quien más beneficia el ‘paso del tiempo’.
Luis Beder Herrera. Podría afirmarse que –si bien no se ha definido totalmente-, es quien ha esgrimido una importante novedad con respecto a unos meses atrás: no será candidato. Sin embargo, todavía falta decidir cuál va a ser la posición del espacio que comanda. La falta de funcionarios con vuelo propio (a pesar de intentos desmedidos por instalarse, ninguno logra llegar a las dos cifras en las encuestas propias) arrincona a Beder Herrera a acordar con Quintela, disminuyendo cada vez más su capacidad de ‘negociación’.
Esperando a Beder
El Gobernador es quien está obligado a mover primero: hasta que no tome –y oficialice- su decisión los otros dos líderes se mantendrán expectantes. El apuro por definirse proviene de su mismo espacio; mientras se alarga la agonía, funcionarios de su Gobierno (bedermesismo) caen en errores básicos que solo acrecientan las posibilidades de los otros dos posibles candidatos.
Para un sector del oficialismo, si el Gobernador decide dejarse influenciar por el ‘bedermesismo’ y romper con el Intendente, se vendrá una ‘hecatombe’ donde reinarán los enfrentamientos enceguecidos entre ‘peronistas’, y quien más beneficiado resultará será Julio Martínez. Aunque confían en la calidad de estadista de Beder Herrera y desechan esta posibilidad, por lo bajo comienzan a discutir qué hacer en caso de que dicha hecatombe se concrete. Dejar las filas del Dr y unirse al Gitano en un frente amplio parecería ser el camino a seguir.
En este marco debe entenderse un rumor que comenzó a surgir puertas adentro de la Legislatura. Los Diputados no quieren quedar al margen (léase ‘afuera’) de las definiciones y comienzan a hacer su juego: descartan de raíz la reforma constitucional para habilitar la re reelección del Gobernador, pero abren una puerta para ‘discutir’ la re reelección de los Jefes Comunales. La intención es garantizar el apoyo del ‘aparato del Interior’ al candidato que defina acompañar el ‘cuerpo legislativo’. Ante una posible ruptura Beder-Quintela, al capitalino se la abre una puerta enorme por esta vía para sumar el apoyo del Interior, que es su principal déficit en su camino a la Casa de las Tejas.
Muchas mesas de café, reuniones secretas, operaciones a toda hora; pero hasta que el Gobernador no defina qué hacer con el caudal de poder que maneja, las especulaciones seguirán a la orden del día. Hasta el momento, la única ‘gran novedad’ es que Luis Beder Herrera definió dejar la Casa de las Tejas en Diciembre de 2015. En los próximos días (o semanas) deberá decidir en qué condiciones lo hará: si de manera tranquila y pacífica (unidad) o con varios sobresaltos. “El Dr tiene la posibilidad histórica de irse por la puerta grande, no la va a desaprovechar”, se escuchó decir a un operador pro unidad.
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