El secretario de Ambiente Nito Brizuela explicó que una vez sofocado totalmente el incendio, un equipo técnico evaluará los efectos ambientales causados por el incendio, pero a prima facie no sería severo, teniendo en cuenta que el mayor daño es material y que se produjo dentro del establecimiento.
En cuanto a la evaluación del daño ambiental declaró que la idea es utilizar las herramientas disponibles para realizar una evaluación cuantitativa del impacto ambiental del incendio y, de esta manera dimensionar y proponer las técnicas más adecuadas para promover la rápida recuperación del lugar afectado con los diferentes derrames.
El secretario también explicó que desde su área la mayor preocupación era por un lado, durante el siniestro, la emisión de partículas, reducción de la visibilidad, molestias y problemas respiratorios en los vecinos, como así también la posibilidad de propagación de algún elemento tóxico que con el humo se transforme en gas y pudiera afectar a la población de la zona, pero esto ya fue descartado, reconoció.
En la oportunidad, destacó la labor realizada por el personal que intervino en el siniestro, tanto de las distintas dependencias de la Policía Provincial, Defensa Civil y los Bomberos Voluntarios de la provincia, que con buen criterio trabajaron también para la preservación de la vegetación que rodea el edificio, teniendo en cuenta que esta colabora directamente en la oxigenación del ambiente, lo que ayudará a purificar el aire afectado en la zona.
Por otra parte, dijo que el Gobierno Provincial viene trabajando en la promoción de tareas de capacitación y trabajo vinculado a atender siniestros y catástrofes en la ciudad Capital y en toda la provincia, cuya finalidad es orientar a los vecinos en adquirir conocimientos que puedan prepararlos para una eventual catástrofe o siniestro, entendiendo que son sucesos impredecibles.
En este sentido lamentó que durante el desarrollo del siniestro, un grupo importante de vecinos se agolpó en inmediaciones a la avenida Félix de la Colina para contemplar el hecho como si fuera un espectáculo, sin escuchar a los uniformados que trataban de disuadirlos de esta postura, ya que ponían en riesgo su integridad física ante cualquier explosión o eventualidad que surgiera, además de entorpecer el libre accionar del personal que trabajaba para sofocar el incendio.