1) CFK vuelve a demostrar que está a años luz por delante de cualquier otro dirigente político argentino. No sólo por el factor sorpresa.
2) Con Alberto sube el techo electoral por encima del suyo.
3) Pone a un gran armador – negociador en la cabeza de la fórmula, creando la impresión de una gestión negociadora con casi todos los sectores.
4) La elección misma de Alberto Fernández, con quien tuvo grandes diferencias, es una señal de intención de diálogo y amplitud.
5) Conserva todo su caudal electoral. Le suma al núcleo duro.
6) Pone al aparato del PJ de su lado, cerrando filas.
7) Saca gran parte de la presión judicial sobre la cabeza de la fórmula. Ella puede enfrentar el juicio sin que la campaña se vea permanentemente golpeada. Corre el eje de la judicialización.
8) En ese mismo sentido: Alberto no tiene ninguna acusación – ni seria ni simplemente mediática – de “corrupción”, otra de las demonizaciones que caen sobre el kirchnerismo.
9) Pone en crisis al peronismo federal: Massa ya dijo que va a dialogar.
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