Cerca de las tres de la tarde, mientras que para muchos, y casi toda la Argentina, no habían comido, se desató toda la alegría. Como siempre, la Plaza 25 de Mayo fue el epicentro para ese delirio argentino, que se postergó por muchos años.
Los riojanos no quedaron afuera de lo que se dio a nivel nacional y las bocinas, las caravanas y el “vamos Argentina”, estuvieron presente.
Aquí no hay discriminación alguna. Están los de barrios pudientes, como aquellos de los barrios en situación vulnerable. Los de renombre, como de barrios periféricos. Los peronistas, radicales, del PRO, libertarios, anarquistas y de izquierda. Todos confluyeron en el mismo paseo público.
Hay que reflexionar sobre lo que significa este fenómeno, que excede lo deportivo, para trasladarse a lo social. No hay distinción alguna. Todos seguimos en la misma línea, por encima de lo personal.
Ahora, siguiendo el parámetro de alguna que otra película, si se pudo conseguir esta meta, tirando todos para el mismo lado, es necesario rever nuestros modos de proceder en la vida, para que así, ese modo de estar en una Plaza con el prójimo, se pueda convivir con el otro.
Chilecito y su enorme festejo
La plaza principal Caudillos Federales volvió a ser el centro de los festejos de los chileciteños, tras la consagración ante Francia.
Un afluente impresionante de Argentinos salieron a festejar, colapsando todas las calles principales, aledañas causando un encuentro masivo de festejos, emoción, baile, música y el sentimiento indescriptible de ser campeones, tras 36 años y siendo el único país latino en permanecer hasta el final.
De esta manera, la plaza principal Caudillos Federales volvió a ser el centro de los festejos de los chileciteños, tras la consagración ante Francia, que desató un nuevo festejo masivo del pueblo.