La actitud del Gobernador desarmó el ataque y puso en el tapete el hecho de que en el marco de la reivindicación corporativa que plantean estos docentes, con un paro que los alejó hace más de un mes de las escuelas, el derecho de sus estudiantes se ve vulnerado afectando a la comunidad en general, porque para la vida en comunidad y en democracia, el derecho de uno no termina donde nace el derecho de otro, sino que deben convivir y avanzar en la unidad de los actores de la comunidad.
Ingresaron con pancartas y vociferando consignas alejadas del debate real en torno a la Educación Pública. Quedó claro que se trató de un acción de escrache que buscaba una reacción violenta para luego victimizarse, sin embargo la reacción del Gobernador los desarmó.
Lo cierto es que políticamente este sector ya agotó su propuesta hace tiempo. Intentan imponer por imperio de la fuerza y por afuera del conceso de la comunidad un reclamo sectorial que vulnera derechos de otros actores. En este punto los extremos se juntan y el trotskismo y la oposición de derecha son lo mismo. Es decir, el berrinche de la derecha, acostumbrada a imponer sus posiciones por la fuerza, y las acciones decadentes de una organización que se supone de izquierda no solo no se diferencian sino que pasan a ser aliados.