Incoherencia, doble moral, y demagogia pura: es la descripción de las acciones de la Intendenta, que a menos de un año de gestión ha mentido recurrentemente a la población evidenciando la primacía de sus malas intenciones por encima de lo colectivo. Con sus acciones de gobierno quedan en claro que sus prioridades son los funcionarios (que aumentó en más de un 50%, donde pululan los apellidos Brizuela y Doria y el de allegados a la familia), no los comerciantes (a quienes además de vetar la Ordenanza quiere aplicarles un Impuestazo del 45%), ni los PEM (a quienes persigue si piensan distinto, no les otorgó ni un solo aumento en estos meses, y en varios de ellos pagó fuera de término), ni los trabajadores de Planta del Municipio (a quienes no ha mejorado sus condiciones laborales)
Detrás del veto a la Ordenanza y del Impuestazo a vecinos y comerciantes, está el afán recaudatorio de juntar recursos para su campaña del año que viene, manteniendo los compromisos adquiridos con sus socios políticos. Por algo, el apellido Brizuela y Doria y allegados son moneda corriente entre la aumentada plantilla de funcionarios sin funciones, que no funcionan ni funcionarán. Porque no les interesa funcionar y trabajar por el bien común, si alcanza con la portación de apellido para tener un lugar de privilegio en el Municipio.
Para colmo, la inacción de la Intendenta afecta en la calidad de los vecinos que están viendo como la ciudad se está deteriorando, sin que el municipio haga algo, ni deje hacer nada, como ocurrió con el arco de acceso a la Ciudad.
Si la descripción anterior no fuera de la actualidad del Municipio capital, se diría que es un resumen de políticas populistas. Y la verdad es que si son políticas populistas del Municipio. Solo que es un populismo distinto: Un populismo de oligarcas.
La gestión de Inés Brizuela y Doria, en este año al frente del Municipio se resume así: Miente a los vecinos, perjudica a los trabajadores municipales, y no gestiona ante nadie