Sólo hubo acompañamiento para la destrucción total del hipermercado Casa Berchia en la zona Sur. La impotencia invadió a los propietarios de la reconocida firma que tuvieron la solidaridad de sus colegas, pese a la competencia diaria.
Esa misma que hubo en todos, que de una u otra manera trabajaron a la vera de la avenida Félix de la Colina, ya que la falta de equipamiento y agua dejó a las claras que los servicios de seguridad solo están preparados para una ciudad de la década del ’80.
Un camión y medio de Bomberos y otra unidad de Defensa Civil fue todo lo exhibido para aplacar las llamas que se llevaron todo.
Caras largas y de mucha preocupación coincidieron en pedirle a Dios que sólo lo que se consuma sea lo material. Entre llantos de los familiares de los dueños, hubo mentes frías que pidieron a los bomberos no arriesgar sus vidas.
Sólo hubo apoyo logísticos, camionetas policiales que iban y venían por la avenida, y decenas de personas que también fueron espectadores de lujos que esbozaron que hoy no se tienen presente las principales prioridades.
Cuando muchas piensan en candidaturas y otros impulsan pujas políticas, un bombero gritaba: ¿Dónde está el agua?. Ya era tarde, el fuego se llevó todo.