En noviembre de 2011 la justicia dio a conocer el veredicto en contra Leonardo Godoy, condenado por el delito de ‘homicidio simple’ por haber matado a golpes y patadas al profesor de educación física tras un altercado de tránsito en Capital. La penalidad, según se informó en ese momento, es de cumplimiento efectivo.
Sin embargo, quien fuera la cuñada de la víctima (Brenda) se llevó una desagradable sorpresa este martes, cuando pasó por el Servicio Penitenciario y vio al asesino junto a personas de su entorno en la vereda de la cárcel. Incluso se le tomaron fotografías, pero la joven denunció que fue coaccionada por varios policías para borrar las imágenes, pero se logró salvar una.
Brenda relató lo sucedido en Radio Fénix. “Toda esta situación me dio mucha bronca, mucho dolor porque salía de mi trabajo para dejar a mi hija, pasé por el penitenciario cuando me dirigía a la DARD y vi internos afuera, entre esos Leonardo Godoy. Se aproximaron dos mujeres que lo abarazaban, y estaban dos uniformados a tres o cuatro metros del detenido, y otro cerca de la garita. Él estaba cerca de la calle como si fuera un ciudadano más que podía estar ahí afuera conversando”, indicó.
“Desde la esquina comencé a tomar fotos de la situación para tener algo por la bronca y la impotencia que me dio, porque él mató a una persona, fue condenado a 17 años de cárcel y se supone que no tiene que tener privilegios de ninguna clase”, agregó.
Continuó relatando que “media cuadra hice y se me aproximaron dos agentes guardiacárceles que llevaban un chaleco que decía Penitenciario, uno se tiró de la moto, cayó en el asfalto y sus intenciones eran agarrarme”.
Los efectivos dijeron que tenía que entregar el celular y borrar las fotos. Ella respondió que no podían tocarla y los uniformados “muy sacados me levantaban la voz y dijeron que tenían familia, y que no podían perder el trabajo”. Evidentemente, estaban al tanto de la falta que habian cometido.
“Me exigían que les entregue el teléfono y yo les dije que no se los daría porque era un objeto personal”, indicó. Luego, en una combi llegaron cuatro guardiacárceles más y uno de ellos, se presentó como Vega, jefe del cuerpo y le exigió que de el teléfono porque “hay que borrar las imágenes”.
“Eran como ocho, eran muchos, todos hombres y de los nervios no recuerdo bien”, expuso la joven. Manifestó que su miedo era que le saquen el teléfono y lo rompan. Luego llegó un móvil de la comisaría Sexta, en el que viajaba una oficial, que tambien exigieron borrar las fotos. La mujer para salir de la situación borró las fotos, pero para suerte de ella una quedó en el teléfono, que es la que ilustra la presente nota.
Fuentes del Servicio Penitenciario ahora sostienen que se inició una investigación interna, que podría derivar en graves sanciones para quienes estaban al cuidado de los internos en el momento de darse esta situación.
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