Por El Sicario Riojano
La Muerte no Santifica
Me da por el centro de las pelotas que santifiquen a determinada persona por el solo hecho de haber fallecido. Pienso que Ricardo Fort es/fue un ‘Pelotudo’, con todas las letras; su muerte no cambia mi pensamiento. Seguramente a muchos no le gustará leer esto, pero que se haya muerto no borra la sarta de barbaridades que hizo en la TV. Una persona que maltrata a quienes lo rodean (hasta su propia madres), que es tan pobre de alma que solo tiene dinero y tiene la bajeza de mostrarlo y ostentar a más no poder, que no entiende el límite entre público y privado, que –por su homosexualidad- desparramó una misoginia deplorable… ¿Qué quieren que les diga muchachos? Aunque haya muerto, para mi sigue siendo un Pelotudo!!! Por ahí tengo la sensación de que algunos -si hubiesen estado vivos en 1945- le hubiesen encontrado el ‘lado positivo’ a Adolf Hitler…
Amo a Fort
¿Se me fue la mano con Ricky, no? Como que me pasé un poco… Mejor agarro todos los insultos que le dije y me los meto –uno por uno- en el cu… arto del fondo (Malpensados!!!). En más, si tuviese vivo, agacharía la cabeza, me tragaría el orgullo y –aunque lo odie- iría a su oficina a tomar un café y hablar plácidamente. Bueno chango…. No es que sea más falso que político riojano honesto; pasa que estoy en ‘modo Harry’ ¿O me van a decir que yo expresé peores cosas de las que el excelentísimo Concejal le adjudicó al Gobernador?.
El Heredero
Ante la desaparición de Ricardo Fort, quién ha manifestado públicamente su alegría es Baby Etchecopare. No es por las polémicas declaraciones que hizo (“No me entristece su muerte, me entristece que haya vivido”), sino porque –sin Fort- sería su turno de consagrarse como ‘El más Pelotudo del Mundo’. Horas después del fallecimiento del Chocolatero, Baby viajó a Inglaterra (sede del Libro Guinnes) para registrar su nombre. A su regreso, un cronista exclusivo de RiojaLibre estuvo en Ezeiza; se lo veía a Baby embroncadísimo y lleno de furia, su entorno nos adelantó que –otra vez- le habían ganado de mano. Le pusimos el micrófono a Baby, y nos consultó: “¿Quién carajo es Cacho Luna?”.