Portugal relató que aquella mañana salió a entrenar con el equipo habitual, convencido de que regresaría en pocas horas. “Me vestí con mi térmico, la camiseta de mi club Santo Domingo, la campera y la mochila con lo indispensable. El plan era entrenar y volver a comer en casa”, explicó.
Sin embargo, al desviarse de la senda marcada comenzó a internarse cada vez más en la montaña. “Donde tenía que haber entrado, no entré. Seguí subiendo y desde ahí empezó la odisea”, recordó. Durante su relato, describió cómo intentaba orientarse siguiendo alambrados, animales y cursos de agua, en medio de niebla, precipicios y senderos confusos.
Uno de los momentos más conmovedores fue cuando recordó que, en algunas oportunidades, creía escuchar al helicóptero de búsqueda. “Lo sentía cerca, pero no me veían”, contó visiblemente emocionado.
Finalmente, tras casi dos semanas de intensa búsqueda, el operativo de rescate logró dar con su paradero. “Lloré cuando vi a los rescatistas llegar. Sentí que volvía a nacer”, confesó entre lágrimas.
Portugal agradeció profundamente a las fuerzas de seguridad, rescatistas, montañistas y a cada persona que colaboró en la operación. “Desde quienes llevaron comida, hasta los que se acercaron a ofrecer asistencia, todos fueron parte de mi salvación”, dijo con gratitud.
El caso de José Portugal se convirtió en un ejemplo de resistencia, esperanza y la importancia de la solidaridad en momentos límite. Ahora, tras haber sobrevivido a una de las pruebas más duras de su vida, su historia recorre todo el país.
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