Redacción de RiojaLibre
Lo soñó toda su vida, y la misma lealtad que postergó ese anhelo en 2015 es la que le permitió asegurar la Intendencia este año. En 2015, cuando el entonces saliente Intendente capitalino Ricardo Quintela culminaba su tercer mandato consecutivo, había tres nombres en el espacio para sucederlo. El heredero natural era Armando Molina, pero por cuestiones que solo la política entiende, la fórmula que se eligió en ese momento fue Hugo Vera-Claudia Ortiz.
Lejos de enojarse y abandonar el espacio (el quintelismo se quedó si nada y no faltaron propuestas del Casisismo/Bederismo), Armando Molina acompañó desde el llano total a su líder y amigo. Ocho años más tarde, la lealtad fue premiada: el 24 de Marzo Quintela no dudó en consagrar a Armando Molina como ÚNICO candidato a Intendente por el Justicialismo.
De esa manera llegó el 7 de Mayo, y con todo el peronismo trabajando para una sola fórmula, Armando Molina se transformó en el Intendente electo de La Rioja.
Ahora se viene lo más difícil: reconstruir una Ciudad literalmente en ruinas, con baches en todos los Barrios y servicios deficitarios. Armando deberá apelar a su estricto conocimiento de cada rincón de la Ciudad, al ingenio y al trabajo para poder recuperar la Ciudad sin los fondos suficientes y necesarios, ya que Nación no enviará a La Rioja lo que le corresponde.