(Redacción EnOrsai) El fin de semana pasado, Buenos Aires vivió uno de los episodios más fríos del año. Mientras la mayoría de los porteños se resguardaba del frío en sus hogares, la realidad fue muy distinta para las personas en situación de calle. En un lapso de pocas horas, tres individuos sin hogar perdieron la vida en las calles de la capital argentina, revelando la cruda y fría verdad de la desidia estatal y la ineficacia de las políticas públicas.
El primer deceso ocurrió el sábado 29 de junio. Un hombre de 42 años fue encontrado sin vida en la esquina de Cerviño al 3100, en Palermo, una de las zonas más acomodadas de la ciudad. La noticia conmocionó a los vecinos, pero no tanto como para que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Buenos Aires tomara acciones inmediatas.
La segunda muerte sucedió la madrugada del domingo 30 de junio en Retiro. Otro hombre, cuya identidad y edad aún no han sido confirmadas, fue hallado sin vida en la intersección de las calles Padre Carlos Mugica y Ramos Mejía. La Red de Atención -ex Buenos Aires Presente (BAP)- recibió la llamada a las 5:50 am, pero para entonces ya era demasiado tarde.
La tercera víctima, otro hombre también sin identificar, falleció unas horas más tarde. Este individuo solía dormir en la Recova y era un rostro familiar en las inmediaciones de Plaza Miserere, en Once. Su cuerpo fue encontrado sin signos vitales, sellando un fin de semana trágico y gélido para los más vulnerables de la ciudad.
Estos sucesos han desatado la furia de la Asamblea por los Derechos de las Personas en Situación de Calle, que responsabilizó directamente al gobierno porteño por estas muertes. «El frío no es el causante de estas muertes, sino la desidia estatal del Gobierno de la Ciudad y sus políticas de parche que no resuelven la situación de las personas en situación de calle», afirmaron en un comunicado. La denuncia es clara: no se trata de un fenómeno natural inevitable, sino de una negligencia sistemática.
El problema de las personas en situación de calle en Buenos Aires no es nuevo, pero la ola polar y la pandemia de COVID-19 han agravado la situación. Los centros de integración social están saturados y no pueden ofrecer refugio a todos los necesitados. «Hoy por hoy, los centros de integración social no tienen vacante y nuestros compañeros no pueden ingresar, quedando expuestos durante la noche a estas bajas temperaturas», lamentó la Asamblea.
Este fin de semana, el termómetro descendió a temperaturas inusualmente bajas, pero las cifras de la tragedia social ascienden. Según datos oficiales, en la Ciudad de Buenos Aires Buenos Aires hay más de 7,200 personas en situación de calle, de las cuales aproximadamente 870 son niños y niñas. La falta de políticas públicas efectivas y de una red de contención real expone a estas personas a riesgos mortales cada invierno.
El caso más notorio de desamparo estatal es el de los centros de integración social, que son insuficientes tanto en capacidad como en servicios. Los testimonios de personas que viven en la calle son desgarradores y dejan al descubierto una verdad incómoda: la indiferencia del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Buenos Aires ante una crisis humanitaria que ocurre bajo sus narices.
«La muerte de estas tres personas es un recordatorio brutal de lo que está mal en nuestra sociedad. No podemos seguir tolerando la indiferencia y la falta de acción de las autoridades», denunció una integrante de la Asamblea por los Derechos de las Personas en Situación de Calle. La organización ha exigido respuestas inmediatas y concretas para evitar que más personas mueran en las calles de Buenos Aires.
Pero la respuesta del gobierno porteño ha sido tibia y carente de autocrítica. A pesar de las repetidas demandas de la sociedad civil y de las promesas hechas durante las campañas electorales, las políticas de asistencia social parecen estar siempre en segundo plano. La realidad muestra un panorama sombrío donde las palabras no se traducen en acciones, y las vidas humanas siguen siendo desechables.
La tragedia de este fin de semana es una mancha indeleble en la administración de la Ciudad de Buenos Aires Buenos Aires, una administración que parece más preocupada por mantener una imagen de modernidad y desarrollo que por atender las necesidades básicas de sus ciudadanos más vulnerables. Cada invierno, las historias de personas que mueren por falta de un techo se repiten, y cada invierno, el gobierno responde con el mismo guion de excusas y justificaciones.
Es momento de un cambio radical, de políticas públicas que aborden de manera integral la problemática de las personas en situación de calle. No se trata solo de abrir más centros de integración social, sino de crear un sistema de apoyo que incluya acceso a la salud, a la educación y al trabajo. La indiferencia estatal debe terminar antes de que más vidas se pierdan en el frío de la noche porteña.
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