Redacción de RiojaLibre
Este año hay elecciones en la UNLaR y el clima ya comienza a vivirse, ayer en una sesión maratónica del Consejo Superior se presentó una nota con más de 70 firmas entre Decanos de capital e interior, Gremios de tres de los cuatro estamentos, y Representantes de los cuerpos colegiados de los distintos estamentos de la casa de altos estudios, exigiendo que cesen los aprietes y amenazas desde la cúpula del rectorado.
Como lo veníamos anticipando Calderón se cegó de poder y ambición desde las elecciones legislativas del 2019, luego del pésimo resultado y poco reconocimiento obtenido, su figura comenzó a decaer de manera notable, dentro de la UNLaR se convirtió casi en una mala palabra para la comunidad universitaria, acompañado de presupuestos pocos claros, ajustes drásticos en las becas, convenios entreguistas, y un manejo autoritario con matices color a Tello, no puede sostener el gobierno de la casa de altos estudios.
Lejos de la reflexión o la autocrítica, y a pesar de que cada uno puedo actuar “en el marco de las libertades” (que solo es una proximidad a posteriores aprietes y persecuciones) Calderón durante la sesión levantaba la voz nombrando uno por uno a los firmantes de dicha nota en tono de reproche, con la mueca de sorpresa en su rostro se dio cuenta de la gran soledad que lo rodea hoy en el ámbito universitario. Un rector lejos de los gremios, lejos de los estudiantes, pero sobre todo lejos de aquel sueño tomista del 2013.
El chat de la sesión estaba rebalsado de estudiantes que solicitaban tratar temas académicos, respuestas claras sobre sus exámenes y el futuro de muchas almas que hoy dependen de su accionar al frente de la universidad pero que queda claro que poco le interesan el Rector. Sus intereses individuales y su espíritu ególatra vienen sumergiendo a la UNLaR en un panorama negro en materia académica, económica y política.