El siguiente escrito está circulando por las Redes Sociales:
Hace unos años, tenía un kiosco. Un día vino José y me dijo que a él no le alcanzaba para comprar una Coca-Cola, que estaba a $30… Le dije, bueno José, como sé que es fundamental la Coca-Cola en tu vida, te hago un precio especial, un subsidio, de onda, por más que yo pierda. A la Coca-Cola me la vas a pagar $5 a partir de hoy, y bueno, salí adelante, cuando estés mejor te voy a cobrar lo que la Coca-Cola salga en ese momento. Pero vos tranquilo, que no pasa nada.
Al tiempo, José me dijo que, a pesar de que pagaba una Coca-Cola a bajo precio, no le alcanzaba para comprarla. Le dije, bueno José, hagamos algo… para que te sea más fácil todos los meses, te voy a dar una ayuda económica. No es necesario que trabajes para mí, va a ser para ayudarte a salir adelante. Vos estudiá, progresá, buscá trabajo y el día que estés mejor, bueno, veamos como me lo retribuís.
Pasó el tiempo y José fue papá, tampoco le alcanzaba con lo que le daba, así que decidí ayudarlo con una asignación, un sueldo a cambio de nada, por cada uno de sus hijos. Un día vino José de nuevo y me dijo: sabés que mi mujer no tiene trabajo y no nos alcanza? Listo, José… no hay drama. Te ayudo con lo de tu esposa también…
Entonces, le di subsidio por la Coca-Cola. Lo ayudé mensualmente a él, a sus hijos y a su mujer… sin pedir nada a cambio.
Lamentablemente, José siguió sin progresar… tampoco se preocupó por ello, a decir verdad. A mí, en cambio, despues de 12 años el kiosco se me vino abajo, se caía a pedazos, no podía mantenerlo. Al haber fallado en administrarlo tuve deudas con todo el mundo, unos buitres la verdad…
Y bueno, me cansé. No podía manejarlo más, así que le entregué mi kiosco a un tipo de ojos claros… Llegó este tipo, al ver el celeste descolorido, pintó todo de amarillo, puso globos y empezó a organizarse. Obviamente, la Coca-Cola hoy la vende a $50, decidió quitar el subsidio y también la ayuda que yo le daba a José y con ello, sustentar las pérdidas que yo había generado (una pequeña parte).
Obviamente, José se enojó.
Lo bueno es que sigue pensando que la culpa es del tipo de ojos claros. No mía.