El estado del sector industrial en La Rioja es un tema que nos afecta profundamente. En los últimos tres años, nuestra provincia ha visto cómo nuevas empresas han abierto sus puertas, trayendo esperanza y trabajo a cientos de familias. Más de 500 empleos se crearon con la inauguración de empresas como Alplaccad, Confelar y TextilCom. Estos emprendimientos han sido una inyección de energía en sectores que necesitaban revitalización.
Sin embargo, no todo es optimismo hoy en día en nuestro país y provincia. A la par de estas inauguraciones, hemos sido testigos de cierres de empresas y caídas en el empleo que preocupan. Me pregunto, ¿qué está fallando? A pesar del crecimiento en nuevas industrias, hemos perdido más de 500 empleos desde diciembre de 2023. Empresas que parecían tener un futuro prometedor, como Teknor Calzados o TextilCom, ya no están operando. Esto no es sólo un número en un informe, son familias que se ven afectadas, son sueños truncados.
Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Falta de inversión? ¿Problemas de logística o infraestructura? Quizás nuestras políticas industriales a nivel nacional necesitan una revisión profunda. Las empresas no cierran de la noche a la mañana. Estos cierres reflejan dificultades que no fueron atendidas a tiempo, problemas que, de haber sido anticipados, quizá habrían tenido solución.
En La Rioja, conocemos el esfuerzo y el sacrificio. Sabemos lo que es levantarse cada mañana con la esperanza de que las cosas mejoren. Pero también necesitamos que las políticas públicas acompañen ese esfuerzo y con las que aplica la provincia, no alcanzan. No se trata sólo de inaugurar fábricas con entusiasmo, sino de garantizar que esas empresas puedan sostenerse, crecer y generar empleo de calidad a largo plazo.
Aquí es donde el rol del Estado es crucial. El Estado debe ser un facilitador, un puente que conecte las necesidades del sector privado con el desarrollo industrial sostenible. No sirve de nada abrir una empresa si, poco después, debe cerrar porque no puede sostenerse frente a los costos o porque la infraestructura no está a la altura de sus necesidades.
Se necesita un compromiso firme. No sólo con las nuevas empresas, sino también con aquellas que llevan años apostando por La Rioja, creando trabajo y estableciéndose en nuestra tierra. El desarrollo industrial no es un logro instantáneo; es una carrera de fondo.
Por eso es claro: necesitamos un Estado nacional presente con políticas coherentes y sostenibles que respalden a nuestras industrias. Un Estado que no sólo celebre las inauguraciones, sino que también esté presente en los momentos difíciles, ofreciendo soluciones y ayudando a superar los obstáculos.
La Rioja tiene un enorme potencial, y nuestras empresas pueden convertir ese potencial en realidad. Pero no podemos dejarlas solas en este camino. El futuro industrial de La Rioja no depende solo de cuántas fábricas logremos abrir, sino de cuántas podamos mantener, consolidar, hacer crecer y para eso la Nación debe aplicar políticas públicas que garanticen el desarrollo y no que flexibilicen y cercenen derechos.