Los niños y bebés son las víctimas más complicadas de las picaduras de cualquier animal ponzoñoso, según lo explica Dannon. Y la situación se complica en esta época del año, debido al clima cálido y húmedo. Todos los años es cada vez mayor la tasa de mortalidad, por picadura de alacranes.
Danon comentó que estos arácnidos son de hábitos nocturnos y se ocultan en tuberías, detrás de cortezas de árboles, grietas de paredes, detrás de los cuadros, adentro de zapatillas, en los armarios, «todo lo que sea oscuro, hay que revisar siempre cuando se colocan la ropa o los zapatos» recomendó.
Ante una picadura, el pediatra comentó que lo primero que hay que hacer es poner hielo inmediatamente y determinar qué tipo de alacrán es, para lo cual no hay que destruirlo y aplicar el suero antídoto (que se encuentra en el Hospital de la Madre y el Niño) antes de las 2 horas que se detectó la picadura. Siguiendo estas medidas, podría salvarse la vida de los más pequeños.
Danon explicó que una picadura de alacrán, según el nivel de toxicidad, puede afectar el sistema nervioso, provocar convulsiones, y dilatar el músculo cardíaco y generar uno o varios paros cardíacos y además puede afectar los pulmones.
Por ello, recomendó aplicar telas mosquiteras en todas las rejillas de la casa y burletes en las puertas, para evitar el ingreso del animal a los hogares.
Cabe recordar que una de las especies más venenosas son los alacranes con pinzas largas y que tienen como dos puntas en la cola, de color amarronado y líneas más oscuras en la espalda «son los más tóxicos, los más oscuros o negros asusta de verlos pero no son tan venenosos» explicó.