(Por Osvaldo Peralta)
Dass, encargada de fabricar calzado para marcas como Adidas, Asics y Fila, justificó el cierre bajo el argumento de “adaptarse a la nueva dinámica del mercado”, en alusión a la caída del consumo interno y al crecimiento exponencial de las importaciones. Sin embargo, desde los sindicatos apuntan a la “apertura indiscriminada” del comercio exterior, impulsada por el gobierno, como principal factor de la crisis.
La industria del calzado en Argentina atraviesa una situación límite. Según Horacio Moschetto, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC), la producción cayó un 15% en 2024, mientras que las ventas se desplomaron un 20%. A esto se suma un aumento del 50% en la importación de productos terminados, en su mayoría provenientes de Asia, donde los costos laborales son significativamente más bajos.
En este contexto, el cierre de Dass no es un hecho aislado. Empresas como Bicontinentar en Chivilcoy y Topper en Tucumán han reducido o paralizado su producción, mientras que Grimoldi registra caídas interanuales en sus ventas. La política económica libertaria de Milei ha desmantelado los controles aduaneros, abriendo las puertas a productos importados que compiten en condiciones desiguales con la producción local.
En Coronel Suárez, la fábrica de Dass representaba más que una fuente de empleo. Era un motor económico para talleres y pequeñas empresas familiares que abastecían a la planta. Con el cierre, estos emprendimientos también enfrentan un futuro incierto.
Marcelo Melchor, delegado de Uticra en Dass, describe con angustia cómo el cierre afecta a toda la comunidad: “Siento bronca, porque siempre se eligió a Suárez por la calidad de la mano de obra. Ahora todo eso se pierde”. Para Melchor y sus compañeros, el desmantelamiento comenzó mucho antes, con maniobras como adelantar vacaciones para vaciar los depósitos y evitar el pago de feriados.
La apertura indiscriminada de importaciones no solo destruye empleo; también debilita la soberanía económica. Con fábricas como Dass cerrando en el país, Argentina se vuelve dependiente de productos importados, perdiendo capacidad de generar valor agregado localmente.
El caso de Dass no es único en su naturaleza, pero sí paradigmático en sus consecuencias. Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se aplicaron políticas de incentivo que permitieron a la industria recuperarse tras la crisis de la convertibilidad. Sin embargo, bajo el mandato de Mauricio Macri y ahora de Javier Milei, estas empresas han vuelto a sufrir las consecuencias de un modelo económico orientado hacia la especulación financiera y la dependencia del mercado externo.
Mientras el gobierno de Javier Milei sigue apostando a la desregulación y la apertura comercial, el panorama para la industria nacional es cada vez más desolador. Los trabajadores despedidos de Dass no solo enfrentan la pérdida de sus empleos, sino también la imposibilidad de reinsertarse en un mercado laboral que se achica día a día.
La relocalización de la producción es vista con escepticismo por los empleados y sindicatos. Temen que solo sea un paso intermedio antes de trasladar toda la operación a Brasil, dejando un tendal de desocupados y condenando a Coronel Suárez al abandono económico.
El gobierno, hasta el momento, se mantiene ausente. Ni el jefe de Gabinete ni otros funcionarios han intervenido para buscar una solución. Mientras tanto, la comunidad de Coronel Suárez sigue esperando respuestas que no llegan.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/794564-cierra-una-planta-de-dass-se-profundiza-la-crisis-del-sector