La Policía confirmó las víctimas fatales del siniestro ocurrido en el oeste del Gran Buenos Aires. Hay al menos 55 personas heridas, seis de ellas de gravedad, en el hospital de Haedo y otra veintena de pasajeros heridos en el Hospital Posadas.
La línea Sarmiento cuenta además con el antecedente de la tragedia de Once. El 22 de febrero de 2012 hubo 51 muertos y unos 700 heridos.
Muertos. El delegado ferroviario Rubén Sobrero había señalado antes que la Policía que al menos «una mujer y dos hombres» murieron como consecuencia del choque (ver «La formación tenía problemas de frenos»).
El dirigente dijo que «es muy llamativo lo que pasó» porque se trata de «un tren que colisiona de atrás (a otro) en una recta», cuya formación «estaba parada con señales de peligro para entrar a la estación de Castelar».
Como un acordeón. Un hombre que estaba en la zona del choque de trenes afirmó que vio a «una de las formaciones montadas una encima de la otra, hecho un acordeón el tren sobre algunos vagones» (ver Pasajera dice que sintió un «estruendo»).
El testigo, Esteban Baffi, contó que estaba en su auto con su hija, detenido por la barrera del paso a nivel en la calle Zapiola, cuando empezó a salir gente «de la oscuridad», corriendo al costado de las vías
Paolo Menghini: Es indignante que se repita una tragedia como la de Once
Paolo Menghini, padre de una de las 51 víctimas fatales de la tragedia ferroviaria de Once, juzgó hoy «absolutamente indignante» que se haya repetido ahora un episodio similar en la estación de Castelar y apuntó indirectamente contra el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
«El tren que impactó (en Castelar) fue refaccionado en EMFER, que es de los Cirigliano, los responsables empresariales de la tragedia (de Once)», advirtió Menghini y aseguró que los familiares «ya lo habíamos denunciado y se lo hemos dicho al ministro Randazzo en reiteradas oportunidades».
En declaraciones periodísticas, el padre de Lucas Menghini Rey, muerto en el desastre ferroviario del 22 de febrero del año pasado, insistió: «Los trenes no se podían mandar a refaccionar a la empresa EMFER, propiedad de los responsables empresariales de la tragedia (de Once). Ahí lo tienen, vayan a ver cómo quedó el tren nuevo, el tren refaccionado: absolutamente separado entre sus vagones», repudió.