Es decir, para mantener el volumen de ventas de 2016, el año pasado los supermercados tendrían que haber vendido un 24,8% más y sólo tuvieron una suba del 16,4%. Por esa razón, se registra una caída del consumo del 8,4%.
La información proviene de la Encuesta de Supermercados que el INDEC realiza por regiones y a través de la cual se releva mensualmente una nómina de empresas del sector que cuentan por lo menos con alguna boca de expendio y cuya superficie de ventas supere los 300 metros cuadrados.
Según estos datos, las ventas en supermercados alcanzaron los $10.013 millones durante 2017, significando un incremento de $1.413 millones más que el año anterior. Esta diferencia marcó el mencionado aumento del 16,4% y el desfasaje del 8,4% respecto de la inflación.
Hay que aclarar que las jurisdicciones comprendidas en la Encuesta de Supermercados del INDEC son San Luis, San Juan, La Rioja y Catamarca.
Este indicador sobre el consumo de alimentos de la población es uno de los indicadores más sensibles que marcan el pulso social, ya que las familias -al perder poder adquisitivo a causa de la inflación- en lo último que dejan de ahorrar es en comida. Cuando esto sucede, deja en evidencia que a las familias riojanas les faltó ingresos suficientes para poder adquirir los productos de consumo esencial.
Esta caída del consumo de los sectores más vulnerables, deja la certeza de que todavía no se logra recuperar el nivel de gastos en alimentos previo a diciembre de 2015 o bien muestran una modificación en la manera en que se realizan las compras, pasando de una compra mensual en supermercados a compras diarias en despensas y tiendas de barrio.
Si se analizan los promedios de venta en las otras jurisdicciones del país, se advierte que el estancamiento económico no es igual entre las provincias.
El promedio nacional de ventas en supermercados para 2017 fue del 20,5% de aumento respecto a 2016, contra el 16,4% que registró el grupo de cuatro provincias donde se encuentra incluida La Rioja.
Fuente: Economía Riojana
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