Redacción de RiojaLibre
El posteo es realmente aberrante e indefendible. La descalificación a una Transexual con el fin de menosprecias su opinión es cuestionable desde cualquier óptica que se lo mire:
Ahora bien, imaginemos que el Gobernador Sergio Casas o el Intendente Paredes Urquiza imiten a José Gaspanello y posteen el mismo comentario. ¿Cuántas marchas se repetirían cuestionanándolos, y pidiendo sus ‘cabezas’? ¿Cuántos tuits, memes y demás posteos invadirían las redes sociales haciéndoles pagar el costo político de semejante discriminación? ¿Cuántas horas se les dedicaría en los medios de comunicación?
Increíblemente, en La Rioja el Vicerrector de la UNLaR ostenta un ‘blindaje mediático’ mayor al que puedan tener el Gobernador o el Intendente Capitalino. De no ser por el impulso de los medios nacionales, la noticia hubiese pasado inadvertido en la comunicación local.
Está claro que se trata de una de las dos personas más importantes de la Universidad, que ejerce el Poder incluso muchas veces por encima del Rector. Quizás allí radique la explicación de por qué una decena de comunicadores intentan minimizar -ridiculamente- la discriminación que el Propio Vicerrector admite haber hecho.
No solo en los medios tradicionales, sino en cientos de personajes que integran esta especie de ‘logia cool’ que existe en la Comunicación riojana, con una fuerte presencia en las redes. A quienes diariamente se los ve orgullosos profesar su ‘progresismo’ criticando cualquier vestigio de conservadurismo, a la hora de reaccionar ante la discriminación de Gaspanello se ubicaron a la derecha del mismísimo Eduardo Feinman.
Después de revisar exhaustivamente las Redes, solo encontramos una Comunicadora que priorizó la ‘coherencia’ y las ‘convicciones’ para analizar lo sucedido. Se trata de Magui Jiménez, quien trabaja con la Senadora Inés Brizuela y Doria, y -a diferencia de sus colegas- dejó de lado las presiones o el chupamedismo y dio un sintético análisis del retroceso que significa esta aberrante Discriminación del Vicerrector:
El Posteo de Gaspanello, además de evidenciar su negacionismo de género que roza el fascismo, expuso a cientos de ‘comunicadores’ riojanos que se autoproclaman defensores de los derechos de la mujer, pero cuando quien los ataca es ‘el que paga’, las convicciones quedan de lado.