Cada vez más personas acuden al basural a cielo abierto, ubicado a 3 kilómetros al sur de Chepes, por sobre ruta provincial Nº 29. Se trata de mujeres, niños y hombres que hurgan entre las toneladas de basura en busca de material reciclable para luego ser comercializado. Esto significa atentar contra la salud, teniendo en cuenta la gran contaminación en el lugar.
Las moscas, gusanos, roedores y cuanta alimaña merodean el lugar. Algunos vecinos dijeron que se torna imposible transitar por ese tramo de la ruta caminando, cabalgando o en un vehículo con los vidrios bajos, porque la invasión de moscas es casi instantánea. De esos gigantescos montículos de basura, muchas personas seleccionan, clasifican y revenden materiales, ya sea cartón, vidrio, plástico o metales. Allí trabajan de día y noche separando residuos que venden por unos pocos pesos.
Los materiales de origen orgánico, como restos de alimentos, se pudren por la acción de bacterias y hongos; estos organismos pueden trasmitir enfermedades peligrosas. Además, esas enormes «montañas» de desperdicios, atraen por su fétido olor, a perros, moscas, cucarachas y ratas, entre otros «bichos», que también son causantes de trasmitir enfermedades.
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